Qué se dice

Qué se dice

Intolerancia.-  ¿Qué es peor, que el Senado de la República utilice dineros públicos en patrocinar un libro sobre Juan Bosch, o que su presidente, Reinaldo Pared Pérez, amenace a su autor, el cineasta René Fortunato, con no financiar una segunda edición de la obra  si no retira, borra o suprime opiniones del historiador Frank Moya Pons que el legislador considera ofensivas a la memoria del fundador del PLD? La opinión pública pareciera dividirse frente a ese dilema, razonablemente sorprendida por la desproporcionada reacción de Pared Pérez, como al enterarse de la filantropía editorial del organismo, excluyente y selectiva a pesar de que se trata de recursos públicos. Por ser como somos el episodio no tardará en olvidarse y engrosar el rico y variado anecdotario político criollo, donde debería hacerse constar, de manera particular, la dignidad con que Fortunato ha defendido el prólogo de Moya Pons, pero también para recordar, si acaso lo habíamos olvidado,  la intolerancia  que como una segunda piel exhibe  buena parte de la dirigencia peledeísta.

Falta de fe.-  Por enésima ocasión el ayuntamiento del Distrito Nacional anuncia la “intervención” del Malecón de Santo Domingo, a la que se sumará ahora Amet y la Empresa Distribuidora del Este (Ede Este), decisión tomada –dice el cabildo– de común acuerdo con la Asociación de Hoteles y Restaurantes (Asonahores), el Ministro de Turismo Francisco Javier García y el Vicepresidente de la CDEEE, Celso Marranzini. Con ese respaldo, cualquiera diría que esta vez sí será una realidad el rescate del Malecón, pero ha sido tanta la indolencia, tanta la desidia, tanto el abandono y tantos los anuncios que han terminado convirtiéndose en puro aguaje que quien les escribe se cree en el derecho de albergar sus  dudas de que se hará, finalmente, lo que se  anuncia. Tal vez moleste a  Roberto Salcedo mi  falta de fe,  pero Consuelo Despradel –el clavito de su zapato– sí me comprenderá.

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