A mano pelá.- Hace unos días nuestro reportero Diógenes Tejada publicó una nota en este diario dando cuenta de que los agentes policiales del destacamento de Andrés, Boca Chica, tenían que alquilar motores a 150 pesos diarios para poder hacer su trabajo, información que atribuyó al presidente de la unión de empresarios de esa comunidad, Francisco Féliz, y que hasta el día de hoy no ha sido desmentida por el diligente y siempre amable vocero policial, el coronel Jacobo Mateo Moquete. Ayer la prensa se hizo eco de la aguda escasez de gasolina que padece la Policía a causa de una deuda de alrededor de RD$70 millones con la empresa que suple el carburante, lo que ha provocado que la institución se vea forzada a reducir de manera significativa los vehículos que envía a las calles a labores de patrullaje y vigilancia. Sé por experiencia que la Policía siempre niega, por “disciplina”, la existencia de esas precariedades aún cuando se convierten –como en este caso– en un serio obstáculo para el adecuado desempeño de su labor, la misma “disciplina” que también impide a sus miembros, empezando por el jefe, quejarse públicamente de los salarios de miseria que devengan. Pero con una delincuencia tan audaz y bien armada que, para complicar aún más las cosas, hace tiempo que le perdió el miedo a la autoridad, no nos podemos dar el lujo de que nuestros policías tengan que alquilar, de su propio bolsillo, los motores que utilizan para patrullar, o que falte gasolina para movilizar los vehículos en los que salen a las calles a proteger nuestras vidas, bienes y propiedades. Tenemos que estar claros: con una policía que trabaja a mano pelá no hay plan de seguridad ciudadana que funcione.