Qué se dice

Qué se dice

Claudio Acosta

Escuchando a un experto.- El doctor Rafael Alburquerque, exvicepresidente de la República, exsecretario  de Trabajo  y redactor del actual código laboral, acaba de  desmontar la falacia  sobre la que se sostiene el argumento de la cúpula empresarial en su machacona insistencia, finalmente acogida en el Palacio Nacional, de que se modifique el Código de Trabajo: “Si lo que se persigue con la propuesta de reforma del Código Laboral Dominicano es tratar de crear empleos decentes o dignos, desde ya se puede asegurar que ese objetivo no se alcanzará y será frustrante, porque el derecho del trabajo no genera empleos ni destruye empleos”. La explicación del doctor Alburquerque es tan sencilla y fácil de entender que sorprende que el gobierno se haya dejado arrastrar por el afán reformador de los empresarios con el cándido argumento de  los empleos dignos; porque lo que realmente genera o destruye empleos, según Alburquerque, es el modelo de desarrollo económico. Y el mejor ejemplo es el sostenido crecimiento, en el modelo  de desarrollo dominicano, del empleo informal, que no es culpa de  la obsolescencia del Código de Trabajo sino de las falencias de ese modelo. Como ya el presidente Danilo Medina  se tragó el anzuelo y creó una comisión  que revisará y actualizará la ley laboral dominicana, comisión en la que, dicho sea a propósito,   los trabajadores insisten en   no estar representados, hay que considerar  agua pasada las  consideraciones del reconocido  experto laboral. Pero  lo menos que puede hacerse desde el gobierno, dada la desconfianza de una de las partes en cuanto a las  intenciones que impulsan  esa reforma, es rodear el proceso de la mayor    confiabilidad posible, aunque solo sea para  mantener la  paz laboral  que disfrutamos. Imponiéndole a los trabajadores una representación  que se niegan  a reconocer es la peor manera de iniciar una reforma que ha despertado  tantas suspicacias. Y lo que mal comienza…

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