Maldita reelección- La única explicación plausible para que a estas alturas estemos hablando de reelección, de modificar (¡otra vez!) la Constitución, de que cuatro años no son suficientes para que un “buen” presidente pueda desarrollar su programa de gobierno y un largo etcétera de excusas y espúreas justificaciones para invocar esa aberración de nuestra historia republicana, es que se quiere sacar de las primeras páginas de los periódicos la controvertida y controversial sentencia del Tribunal Constitucional y sus secuelas. Y si ese era el propósito hay que reconocer que lo han conseguido, así sea por unos días, hasta que las fiestas navideñas devuelvan ese tema a donde debe estar y de donde nunca debió haber salido; el baúl del olvido. Nunca está demás recordar, empero, que por culpa de las inconsecuencias de nuestra rapaz clase política la democracia dominicana avanza un paso y retrocede otros dos, y que en ese escenario puede ocurrir cualquier cosa. Hasta que resucite la maldita reelección.

Valiente mea culpa.- No dijo nada que no supiéramos hace tiempo o que, en estos días de agitada controversia en torno al “problema haitiano”, no hayan dicho otros con la intención de estrujarle en la cara al gobierno su irresponsabilidad, pero en su condición de funcionario, y tomando en cuenta su pedigrí político, hay que reconocer en todo lo que vale en las presentes circunstancias el valiente mea culpa del director de Migracion, José Ricardo Taveras, al reconocer que el Estado no hizo lo que tenía que hacer para regularizar la migración haitiana, por lo que hoy paga las consecuencias. El gesto del funcionario contribuye a bajar las tensiones y, sobre todo, el tono del debate, como ya está reclamando un sector tan sensible a las turbulencias como el turismo, además de que coloca al gobierno en la perspectiva correcta del problema, requisito indispensabe para encontrarle una solución razonable a este embrollo.