Qué se dice

Qué se dice

Monseñor Agripino Núñez Collado, legítimamente preocupado por la pobreza de los discursos de nuestros políticos en campaña, ha vuelto a insistir en la necesidad de que estos abandonen la gastada retórica que solo busca resaltar supuestos logros o, en su defecto, criticar las cosas que los otros hicieron mal o que simplemente nunca hicieron. Núñez Collado dice estar convencido, a partir de su propia experiencia como educador e incansable pastor de almas, de que la gente ya está harta de escuchar a los políticos acusarse mutuamente de ser los responsables de nuestros males sin remedio, pues ha llegado el momento de ofrecer soluciones concretas a los problemas, también muy concretos, que agobian a la población. El prelado no está pidiendo, en realidad, nada del otro mundo, aunque habrá quien piense que saldría más barato, y mucho menos complicado, si simplemente nos deshacemos de todos nuestros políticos, incluída, por supuesto, su retórica barata e interesada. ¿No le parece buena idea, monseñor?

[b]Modernizando la PN[/b]

El Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL) y la Policía Nacional han anunciado, con bombos y platillos, un novedoso plan que permitirá a cualquier ciudadano o ciudadana formular una denuncia, ya sea desde su casa u oficina, ante el cuerpo del orden. El proyecto, en el que se invertirán 60 millones de pesos provenientes del Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones, se enmarca dentro de un plan bianual de Indotel que persigue reforzar la seguridad ciudadana, al tiempo de ampliar los servicios de información que ofrece a la población la institución responsable de garantizar la paz pública. El proyecto significará, evidentemente, un gran paso de avance hacia la ansiada modernización de la Policía Nacional, aunque hubiera sido preferible, para que el invento funcione, que la dotaran también de los vehículos que permitan a sus agentes trasladarse oportunamente allí donde se ha denunciado el delito.

[b]Enfermedades[/b]

Resignados -¿qué otra cosa puede hacerse?- a las atipicidades del presidente Mejía, que han dado tanto de que hablar en los últimos tres años, parecería que ya hemos escuchado todas las explicaciones posibles tratando de justificar sus frecuentes bravatas, pero Federico Henríquez Gratereaux nos ha convencido de que estábamos equivocados. El reconocido intelectual, que comparte un interesante programa de comentarios con el ingeniero José Israel Cuello, sostiene que las frecuentes salidas de tono del presidente, quien se hace llamar a sí mismo, con cibaeño orgullo, El Guapo de Gurabo, obedecen a una curiosa enfermedad llamada «Viriloma», producto -según explica- de un exceso de virilidad que con frecuencia contamina sus decisiones de Estado. Henríquez Gratereaux no dice, empero, si esa enfermedad es contagiosa, ni cuál sería el tratamiento adecuado para combatir una dolencia que, a juzgar por sus síntomas, no parece nueva ni tampoco que el presidente Mejía haya sido el primero, una vez en el poder, en contraerla.

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