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El puente Duarte

La voz autorizada del ingeniero Jimmy Durán, profesional de vasta experiencia en el renglón vial y exsecretario de Obras Públicas, salió al primer plano esta semana para advertir a la ciudadanía que el puente Duarte es un peligro público, esto a propósito de un estudio realizado por el Colegio Dominicano de Ingenieros y Arquitectos (CODIA). El contenido del informe

final del estudio sobre las condiciones del puente no ha sido divulgado pero la precisión está clara: se trata de una estructura en alto riesgo. Una compañía que estuvo durante años bregando para que el Estado honrara un contrato e hiciera posible la rehabilitación del puente dijo lo mismo anteriormente al tiempo de desmantelar los equipos que había colocado para la ahora trunca labor de rescate. El gobierno ha sido inexplicablemente reservado con este caso y lejos de mover algún dedo para salvar la herrumbrosa estructura, lo que hace es restringir el uso de los carriles con la cuestionable colocación de unos muros de hormigón. En su actual situación, el puente Duarte supone un atentado a la seguridad de los usuarios y también un atentado al ornato por su pésimo aspecto.

Malos jefecitos

Entre los excesos que a veces se cometen al amparo de uniformes y cargos oficiales están los que se atribuyen a choferes de automóviles, generalmente con placas oficiales, y que desde la condición de policías y militares, se rebelan contra los agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET). En otra demostración de que en este medio se ha erosionado bastante el principio de autoridad, cabos, rasos y sargentos pretenden colocarse por encima de la ley después de violarla transitando sin la documentación correspondiente o ignorando las normas de seguridad vial. Frente a ellos, y en cumplimiento del deber, Amet tiene que actuar, como lo hace con los civiles. Lo grave es que la resistencia a la ley incluye frecuentemente actitudes violentas que tienden a conducir a hechos trágicos. Es precupantes que las instituciones policiales y castrenses no se hayan pronunciado para desautorizar a los subalternos prepotentes.

Indefensión

El panorama del transporte urbano ha pasado de castaño a oscuro con las últimas alzas de combustibles. El anuncio de que los pasajes serán aumentados en un 40% a partir de lunes, tanto para rutas locales como en el servicio interurbano, ha de constituir un duro golpe para los ciudadanos de bajos ingresos que pueblan los barrios. El gasto de transporte ha de consumir una proporción muy alta de lo que son aquí los salarios básicos de ley. La aguda alza, con precios increiblemente altos para la gasolina regular y el gasoil que mueven autos y minibuses públicos, llega en momentos en que la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses ( OMSA) se ha quedado corta, con operaciones accidentadas por falta de combustible al retrasarse la entrega del subsidio estatal. Diseñada para servir como base firme de un transporte colectivo orientado hacia los sectores más necesitados, la OMSA está dejando mucho que desear; precisamente ahora, cuando más se necesita.

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