Qué se dice

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Claudio Acosta.

Bochorno diplomático.-Tenemos años escuchando, como quien oye llover, sobre la excesiva cantidad de “servidores” con que cuenta el Ministerio de Relaciones Exteriores, que gracias a un reportaje publicado por El Nacional esta semana ahora sabemos que para el Estado representan una erogación de mas de mil millones de pesos mensuales en salarios. ¿Cómo justificar que un país pequeño y pobre como República Dominicana tenga 93 representantes ante la ONU? ¿O un cuerpo consular en Estados Unidos integrado por 211 personas, entre ellos cinco cónsules generales, 100 vicecónsules y 105 empleados auxiliares? ¿Que hacen en Haití 57 personas dizque trabajando en el cuerpo consular? La hipertrofiada nómina de la Cancillería vuelve a ser noticia escandalosa, como debe ser en cualquier país que respete sus instituciones y, mas que nada, el dinero de los contribuyentes, pero aquí no pasará de un alboroto momentáneo en los medios que pronto sepultará el próximo escándalo. ¿Qué encendió la chispa? Los recurrentes atrasos en el pago de ese personal supernumerario, lo que ha servido a la prensa para evidenciar que la mayoría de ese personal, que cobra en dólares aunque no saque un pie de la isla, está compuesto por hijos de funcionarios del gobierno, pero también por aliados políticos del PLD. Uno de esos diarios recordó declaraciones del entonces candidato Danilo Medina en las que criticó, en plena campaña, la poca utilidad de ese cuerpo diplomático, por lo que afirmó que los embajadores de su gobierno deberán trabajar para traer negocios al país. Es evidente que ese buen deseo chocó de frente con el pragmatismo del mandatario y que la superpoblada Cancillería dominicana seguirá haciendo el ridículo ante el mundo, pero eso no parece preocupar a nuestras autoridades. Empezando por quien, con tan solo unos cuantos decretos y, por supuesto, una dosis generosa de voluntad política, podría poner fin a esa bochornosa situación.

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