Qué se dice

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Por la tangente.– Según el alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, de nada valen los desalojos de vendedores ambulantes del entorno de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) si esa academia no le ofrece, dentro del recinto, alternativas a los estudiantes, que son los primeros –dice– en reclamar su regreso cada vez que los sacan del lugar. Y explica que desde hace tiempo y en más de una ocasión ha propuesto a las autoridades académicas instalar una cafetería o una serie kioscos en diferentes lugares del campus, donde estudiantes, profesores y empleados puedan obtener los productos que demandan como desayuno, frutas, jugos, empanadas y pastelitos, entre otros. Dicho así, como quien no quiere la cosa, parece otra excusa del alcalde para no cumplir con su responsabilidad de enfrentar la arrabalización que reina en el entorno de la Primada de América, que dicho sea a propósito afecta también a quienes residen en sus cercanías. Y es que quizás Salcedo no recuerde, o no le interese recordar, que la UASD ya pasó por la experiencia de ofrecer dentro del campus esas “alternativas”, como las llama el alcalde, y sufrió en carne viva la consecuente y descontrolada arrabalización que trajo consigo, hasta que un buen día un rector se empantalonó y sacó todos esos tenderetes y negocios informales de comida que lo convirtieron en un mercado maloliente y sucio. Fue un acto de responsabilidad que los uasdianos todavía agradecen, por lo que estoy seguro de que nadie quisiera volver a repetir la amarga experiencia. Por eso dudo mucho que prospere la idea de trasladar el desorden y la arrabalización del entorno de la UASD al interior de su campus, como sugiere el alcalde del Distrito Nacional en su afán por salirse por la tangente y sacarle el cuerpo a sus responsabilidades.

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