Tanto ruido han hecho los críticos de la reforma policial que parecería que solo son de dominio público  sus aspectos “negativos” o alegadamente contrarios a la Constitución, pues como ocurre con demasiada frecuencia en este fallido paraíso tropical  los que tienen mayor capacidad de armar alboroto terminan imponiendo su razón o su versión de los hechos. Pero es evidente que esa reforma tiene un montón de cosas positivas y resaltables más allá de la eliminación del generalato y la compra-venta de rangos, entre otros vicios y malformaciones, como lo es –por ejemplo– su acercamiento a la comunidad. Y  es que la recién promulgada ley 50-16 manda a  que la Policía atienda las sugerencias de las comunidades, juntas de vecinos y organizaciones comunitarias para mejorar el servicio policial y “garantizar el Estado de Democracia y de  Derecho”. El director general de la Policía, el mayor general Nelson Peguero Paredes, empezó en el sector 27 de Febrero, en el Distrito Nacional, a dar cumplimiento  a ese mandato de la ley. Allí celebró la primera reunión de acercamiento con la comunidad, escuchó las sugerencias de sus representantes, y se comprometió a reforzar  el patrullaje y las acciones preventivas en la zona. Y lo mas importante: anunció que esas reuniones se realizarán de forma rutinaria en otros sectores. Ojalá sea verdad tanta belleza y veamos, de ahora en adelante, a una Policía mas cercana a la comunidad, pues sin esa sinergia será imposible derrotar la criminalidad y recuperar así la tranquilidad que nos ha robado.