Vuelta a la razón.- Cuando leí las declaraciones de Eduardo Hidalgo, presidente de la ADP, en las que acusó al Ministro de Educación de “romper la paz” en las escuelas con su decisión de abandonar “unilateralmente “ el diálogo y desafió la autoridad del Consejo Nacional de Educación, pensé de inmediato en las escuelas de Barahona, en las que hasta hace poco se respiraba una paz absoluta por culpa de la huelga de maestros que las mantuvo vacías de estudiantes, nadie se acuerda ya porqué, durante semanas. Esa retórica chantajista, sin embargo, ya no sugestiona a nadie, pues la opinión pública está juzgando a ese gremio por sus hechos, por su pobre compromiso con la buena formación de sus estudiantes, por la irresponsable ligereza conque paralizan la docencia por cualquier pendejada; y desde que el presidente de la ADP desafió la autoridad de un juez, también por la arrogancia de creerse por encima de la ley. Tal vez por eso, horas después, Hidalgo mostró otra cara muy distinta, más razonable y conciliadora, al llamar a las autoridades de Educación a retomar el diálogo, y ofreciendo garantías de que los maestros repondrán las horas de docencia perdidas con las paralizaciones. La vuelta a la razón de la ADP tranquiliza, pues la principal víctima de una confrontación con las autoridades educativas será, porque así ha sido siempre, la población estudiantil. Pero ojalá sea una paz duradera, que permita no solo que los maestros honren su promesa de recuperar el tiempo perdido, sino también que puedan convencer al resto de la sociedad de que su compromiso con la mejoría de la calidad de la educación está por encima de sus querellas reivindicativas, pues solo así será posible la verdadera “revolución educativa” a la que aspiramos todos.