No tiene mucho sentido negar que el expresidente Leonel Fernández dijo lo que dijo o lo que quiso dejar dicho, que para el caso es lo mismo, pues aunque no haya sido su intención hacer “paralelismos capciosos” cuando advirtió sobre los riesgos de no respetar el carácter “sagrado” de la llamada Carta Magna recordando lo sucedido cuando Horacio Vásquez trató de reelegirse modificando la Constitución que ya había modificado dos años antes para prolongar su período de 4 a 6 años, lo que le abrió las puertas a la dictadura de Trujillo, todo el mundo lo interpretó como una advertencia al presidente Danilo Medina. Empezando por sus compañeros de partido, algunos de los cuales reaccionaron de inmediato, como Carlos Amarante Baret, lamentando que haya peledeístas que ataquen mas a su gobierno que la oposición. Y la razón de que esa haya sido la interpretación generalizada, es muy sencilla: el contexto en el que se hicieron públicas, de lo que tenía que estar consciente un animal político como el doctor Fernández. Por eso es difícil creer que no anticipara las resonancias que tendrían sus palabras en su partido, donde junto a sus leales tropas trabajan desde ya por la candidatura presidencial del 2020, un objetivo con un gran un obstáculo: un nuevo intento reeleccionista del presidente Medina, que solo puede ser posible modificando otra vez la Constitución, como trató de hacer Horacio. ¿Quien va creer, en ese contexto, que cuando el exmandatario se refirió a las consecuencias de las modificaciones constitucionales en la historia dominicana solo lo hacía con fines didácticos o por el placer de conceptualizar? Si Leonel quiere ser candidato, como indican el activismo de sus tropas y sus “paralelismos capciosos”, tiene que comportarse como tal 24-7, sin olvidar que el león que no enseña sus garras y colmillos no va a convencer a nadie de que es el rey de la selva. Y perdone que se lo diga de esta manera, Profesor.