No sé si alguien o alguna institución está llevando esa triste estadística, pero espanta y horroriza la frecuencia conque periódicos y noticieros informan las muertes de menores que han sido dejados solos en sus casas, para colmo encerrados, convirtiéndose en víctimas del fuego, pero sobre todo de la irresponsabilidad de sus padres y tutores. El caso mas reciente ocurrió el pasado domingo en batey Muñoz, en Puerto Plata, donde dos hermanitos de cuatro y siete años murieron en el incendio de la vivienda donde residían junto a su madre, en tanto su hermanita de 13 años se encuentra en estado crítico debido a las quemaduras de segundo y tercer grado que sufrió. Sus vecinos relataron que los niños fueron dejados solos y encerrados por su madre y su padrastro para poder irse a bailar, cuando un cortocircuito que se produjo cerca de la medianoche desató un incendio que sorprendió durmiendo a los niños, a los que no se pudo rescatar con vida pues bomberos y voluntarios perdieron un tiempo precioso derribando la puerta de hierro de la entrada. La madre de los menores se encuentra detenida para ser investigada y determinar su responsabilidad en la tragedia, pero en estos casos casi nunca prospera el sometimiento a la justicia de las madres, tal vez porque se considera suficiente castigo el peso de la culpa con la que tendrán que cargar, y eso equivale a una condena de por vida. Pero algo debe hacerse, y pronto, para que no veamos con tanta frecuencia en los periódicos casos como estos, como por ejemplo una campaña de educación que les recuerde a los padres sus responsabilidades y los riesgos de dejar solos a sus hijos, sin descartar sanciones penales en los casos que así lo ameriten, pues las autoridades deben enviar un mensaje claro y contundente sobre su determinación de sancionar ejemplarmente la indolencia criminal que está provocando estas dolorosas tragedias, absolutamente innecesarias y evitables.