Es posible que con 89 cadáveres allí enterrados el presidente Danilo Medina no tenga mas alternativa que “oficializar” el improvisado cementerio del sector La Piña, en Los Alcarrizos, 390 mil metros cuadrados que se ha dicho pertenecen al Consejo Estatal del Azúcar (CEA) y el Banco de Reservas. También es posible que por culpa del desorden y la ausencia total de planificación que terminó convirtiendo a Los Alcarrizos en uno de los municipios mas densamente poblados del país, razón por la cual exhibe grandes carencias en materia de infraestructura y servicios básicos, entre ellos un cementerio como Dios manda y exigen las ordenanzas municipales y de Salud Pública, resulte fácil encontrar los argumentos necesarios para justificar o defender las acciones de los comunitarios que en medio de su desesperación, y tras pasarse dos días con el cadáver de la señora Lourdes María rebotando de cementerio en cementerio sin poderlo enterrar, decidieron convertir unos terrenos baldíos en un improvisado camposanto que desde entonces no ha dejado de recibir huéspedes permanentes. Pero la manera en que han resuelto su problema los comunitarios de Los Alcarrizos, que alegan que el único decreto que necesitan para oficializar su cementerio son los cadáveres allí enterrados, sentará un precedente que, para bien o para mal, tendrá carácter oficial cuando reciba la bendición del presidencial decreto que declare esos terrenos de utilidad pública.