No es la primera vez que se lo piden públicamente, aunque ha pasado ya tanto tiempo que habrá superado los efectos del mal momento que le hizo vivir el entonces presidente del Senado, el reformista Amable Aristy Castro, cuando lo invitó a “ponerse los pantalones” como una forma de presionarlo para que se embarcara en la incierta aventura de la reelección, un gancho en el que, evidentemente, no cayó. Las circunstancias han cambiado mucho desde ese momento hasta el sol de hoy, empezando porque Leonel Fernández agotaba su primer período de gobierno, camino a convertirse en el “principal activo” del PLD, y hoy casi cumple ocho años sentado en el banco desplazado del liderazgo y el control de esa organización, pero la reelección sigue gravitando, como una maldición, sobre la vida política del país. Estoy seguro de que poner en evidencia esa triste realidad no fue la intención del diputado del PRM que ayer le pidió al expresidente Fernández que se ponga los pantalones y enfrente en el Congreso la reelección del presidente Danilo Medina, para lo cual le ofreció el apoyo de la bancada de su partido, recordándole de paso que en la anterior reforma se autoproclamó garante de la Constitución “pero reculó a la hora de la verdad”. Lo que sí se ve desde lejos es la intención del diputado Elías Báez de provocar al presidente del PLD, un recurso legítimo tanto en política como en la guerra, aunque habrá quienes en este caso lo consideren una falta de respeto. Pero quienes conocen cuál es el ánimo en el Congreso en torno al tema aseguran que el legislador solo dijo en voz alta lo que seguidores del exmandatario rumian por lo bajo, con tono de frustración y desencanto. Sobre todo después del papelazo representado en la reunión del Comité Central, cuando a la “hora de la verdad” el expresidente pactó el consenso que permitió aprobar las primarias abiertas que tan solo 24 horas antes consideraba violatorias de la Constitución.