Cumpliendo con lo que es ya una “tradición” desde que se reguló el expendio de bebidas alcohólicas en lugares públicos el Ministerio de Interior y Policía dispuso el levantamiento de la veda a partir del día de hoy, primero de diciembre, hasta el siete de enero, para que “el pueblo” pueda beber y gozar sin frenos ni limitaciones durante la celebración de las “fiestas pascueras”. Una “tradición” esperada, celebrada y aplaudida no solo (no nos engañemos) por los propietarios de esos establecimientos, que lógicamente incrementan sus ventas, sino también por muchos ciudadanos amantes de la chercha y los placeres del alcohol y todo lo que acompaña su consumo. Es un problema cultural, de educación y hasta de conciencia, si lo queremos ver de esa manera; pero sea lo que sea lo cierto es que pensando en esa gente es que el Gobierno toma una decisión de puro corte populista, aunque entre en contradicción con sus propias políticas para reducir el consumo de alcohol y su impacto en la salud de la población y en el Presupuesto Nacional. Que es precisamente lo que le recriminan las organizaciones médicas y religiosas que ayer emitieron un documento público en el que rechazan el levantamiento de la restricción, que consideran incoherente y desatinada. En el documento las organizaciones le solicitan al Ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, mantener la restricción durante todo el año sin excepciones, como establece el decreto 308-6, ya que las razones que lo motivaron no solo permanecen sino que se han agravado. Y le recuerdan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló recientemente que el consumo de alcohol provoca 3.3 millones de muertes al año, de las cuales 300 mil se producen en Latinoamérica. Pero eso le da par de tres al Gobierno, más interesado, como dije mas arriba, en jugar al populismo barato e irresponsable que en respetar su propia legalidad o velar por la salud y la seguridad de sus gobernados.