La prisa siempre ha sido mala consejera, pero cuando se trata de aprobar leyes puede resultar contraproducente, como ya se demostró con la Ley de Partidos, sancochada a la carrera en unas cuantas semanas luego de pasarse veinte años hibernando en el Congreso Nacional. Y como el proyecto de Ley de Régimen Electoral, declarado de urgencia y aprobado en dos lecturas consecutivas el sábado pasado, transitó el mismo camino, preparémonos para las desagradables sorpresas que podría reservarnos. Dionis Sánchez, senador peledeísta por Pedernales, trató de advertir a sus colegas sobre las consecuencias de repetir el mismo error, pero fue desoído por la mayoría. “Lamentablemente, ahora la vamos a aprobar en 24 horas. Así como se fueron muchos errores en la Ley de Partidos, esta también tiene muchos errores”. Servio Tulio Castaños Guzmán, vicepresidente ejecutivo de Finjus, le reprochó ayer a los senadores que se andaran con tantas prisas tratándose de un proyecto que debió ser analizado de manera concienzuda y pormenorizada para que se ajuste a los presupuestos constitucionales, pero por desgracia su mensaje llegó demasiado tarde. Como estaba previsto, el proyecto fue aprobado en la Cámara de Diputados gracias a la mayoría peledeísta, convirtiéndolo en ley. Consumado el hecho, en el que se hizo patente la vocación de los senadores de seguirse beneficiando del voto parasitario que reciben de los diputados a través del arrastre, solo nos queda cruzar los dedos y esperar que, como ya ocurrió con la Ley de Partidos, la de Régimen Electoral no resulte una monumental chapuza. Una posibilidad con la que siempre hay que contar, sobre todo si la chapucería le conviene a los políticos chapuceros que dirigen y controlan el Congreso Nacional.