CLAUDIO ACOSTA
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El efecto demostración- El Obispo de San Juan de la Maguana, monseñor José Dolores Grullón Estrella, reprocha a senadores, diputados y regidores el mal ejemplo que le están ofreciendo al resto del país con los exorbitantes salarios que se han auto asignado, muy por encima de lo que gana la mayoría del pueblo llano y humilde,
mal ejemplo -argumenta- que ha terminado convirtiéndose en un estímulo a la delincuencia, pues son muchos los dominicanos que quieren ganar tanto dinero como esos esforzados y sacrificados servidores públicos, disfrutar de las jeepetas en las que se les ve pasear, orondos, su recién estrenado progreso, vivir en buenos apartamentos en exclusivas torres, andar protegidos por torvos guarda espaldas con pistolas al cinto, y todo eso con el atractivo especial de que casi no hay que doblar el lomo para merecerlo y mucho menos para disfrutarlo. En resumen, eso que los estudiosos de las sociedades llamaban el efecto demostración. Es probable que monseñor Grullón, invitado a predicarles a los jóvenes que participaron en el III Congreso Nacional de Jóvenes de la Pastoral Juvenil celebrado el pasado fin de semana en la Capital, esté exagerando un poco en su apreciación del problema y sus causas, pero no anda despistado cuando llama la atención sobre las negativas repercusiones que tienen entre la población las inconductas de aquellos llamados, por su autoridad e investidura, a dar el mejor de los ejemplos, a trazar las pautas a seguir, a ser celosos vigilantes del cumplimiento de la ley. La situación está pidiendo a gritos una legislación que regule los sueldos, incentivos y demás emolumentos que reciben los funcionarios públicos tanto por la izquierda como por la derecha, y el gran esfuerzo habrá que ponerlo en convencer a los responsables de hacer las leyes, los mismos que han abusado de ese privilegio legislando en su propio beneficio y el de sus bolsillos, y a sus jefes políticos, actuales inquilinos del Palacio Nacional, de que reviertan una situación que se está tornando intolerable. Un esfuerzo que debe capitanear, con firmeza y responsabilidad, eso que entre nosotros llamamos opinión pública.