No seré yo quien meta las manos en el fuego por Tony Peña Guaba, más que nada porque no tengo razones personales ni partidarias para arriesgarme a sufrir quemaduras de tercer grado, pero como los periodistas tenemos licencia para meter la cuchara en lo que no nos importa me parece oportuno decir desde aquí que en el PRD de estos tiempos, tan distinto al partido que ayudó a construir con su inagotable energía el doctor José Francisco Peña Gómez, su padre, el peor pecado que se puede cometer es disentir de su amo y señor, y único dios verdadero, Miguel Vargas Maldonado. La Comisión de Control y Disciplina del partido del Jacho Apagao citó a su Secretario General para que explique en privado, en la estricta intimidad partidaria, sus cuestionamientos públicos a la decisión de la Comisión Política de no participar en las primarias abiertas, como ya había decidido y notificado formalmente a la Junta Central Electoral (JCE). Peña Guaba, el único dirigente que se ha atrevido a desafiar al amo absoluto presentando a la militancia perredeísta y al país su proyecto presidencial, ha dicho públicamente, a todo el que quiera escucharlo dentro y fuera del PRD, que la decisión de la Comisión Política es un insulto al organismo electoral y al país luego de pasarse meses defendiendo y proponiendo las primarias abiertas, haciéndole coro, agrego yo, al presidente Danilo Medina y la facción que encabeza en el PLD. No creo que Peña Guaba haya tenido problemas, si acudió a la cita de ayer, para decirle todo eso en la cara a Julio Maríñez y compartes, pero como sabe con quien está tratando debe también ser consciente de lo que significa ese llamado al orden y el respeto de los estatutos, pero sobre todo lo que pudiera ocurrirle si continúa por ese camino, pues en el PRD chiquito de Miguel Vargas el precio que se paga por disentir de su voluntad omnímoda es la expulsión sumaria, sin contemplaciones ni respeto a sus derechos.