Qué Se Dice. Desaparición misteriosa

Qué Se Dice. Desaparición misteriosa

Claudio Acosta

Hace un par de semanas la embajadora de Estados Unidos declaró, al preguntársele por la advertencia formulada por el Departamento de Estado a los ciudadanos norteamericanos sobre las precauciones que debían adoptar para preservar su seguridad cuando visiten la República Dominicana, que la “vasta mayoría de los ciudadanos que visitan el país, norteamericanos o ciudadanos en general, no tienen ninguna dificultad”. Y tiene razón Robin Bernstein, a quien respaldan las estadísticas sobre criminalidad, sobre todo cuando las comparamos con otros destinos del área. Pero las declaraciones de la diplomática no deben inducirnos al autoengaño o la autocomplacencia, pues aquí todos sabemos que nuestros delincuentes tienen los juegos pesados y que no respetan ni a criollos ni a turistas. Ojalá que ese no haya sido el caso de Orlando Moore y Portia Ravenelle, una pareja de norteamericanos que vacacionaba en Samaná y desapareció de manera misteriosa el mismo día, el pasado 27 de marzo, que debía regresar a su país, pero nunca llegaron a tomar el avión y el automóvil que alquilaron para llegar hasta el aeropuerto todavía no aparece. La Policía Nacional, que ha investigado a mas de treinta personas por el caso, lamentó que se le informara de la desaparición cuatro días después. Aunque también se supo que las autoridades dominicanas, así como algunas agencias norteamericanas, barajan la hipótesis de que pudo tratarse de una desaparición voluntaria debido a que Moore tiene asuntos pendientes con la justicia norteamericana. Lo que nos conviene, como país que vive del turismo, es que no hayan intervenido manos criminales en la desaparición de la pareja, pero también que el caso se esclarezca a la mayor brevedad posible para que salga de los periódicos de los Estados Unidos, el principal emisor de turistas hacia este paraíso de sol y playa asediado por la delincuencia por sus cuatro puntos cardinales.

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