Dice Miguel Vargas Maldonado que el PRD saldrá favorecido con la renuncia de su Secretario General, Tony Peña Guaba, quien se había convertido en “un estorbo” para el “crecimiento y fortalecimiento” del PRD chiquito en el que se siente tan cómodo por ser ley, batuta y Constitución. Porque si algo estorba, molesta y “encojona” al presidente del PRD es que le lleven la contraria a sus planes y propósitos, en este caso convertir un partido con mas de seis décadas de servicio a la democracia dominicana en una bisagra del gobernante PLD, como hizo Peña Guaba, que para colmo cometió el atrevimiento de pretender disputarle la presidencia de la organización. Las mismas razones por las cuales también son un estorbo Guido Gómez Mazara, Tonty Rutinel, Andrés Henríquez y todos los que junto a ellos se han propuesto rescatar al PRD de las manos de quien está a punto de dejar apagar, definitivamente, el fulgurante jacho que fue símbolo y orgullo del partido que alguna vez fue llamado El Glorioso. Pero hay que entender que, en la lógica de Vargas Maldonado, mientras mas chiquito es el PRD mucho mejor y mas conveniente a sus intereses, pues siempre ha sido mas fácil imponer consensos y “líneas partidarias” a unos pocos socios y cómplices que a demasiadas cabezas cada una mirando el mundo de distinta manera. Por eso no me sorprende que aplaudiera y celebrara la intempestiva renuncia de Peña Guaba luego del fallo desfavorable del Tribunal Superior Electoral (TSE), ni que de ahora en adelante, sin ese estorbo de por medio, el PRD, aunque un poco mas chiquito, tendrá mejores perspectivas y posibilidades de hacer buenos negocios políticos, especialidad de la casa y de su presidente.