Mientras Ramón Ventura Camejo, ministro de Administración Pública, emplaza a la Vicepresidenta Margarita Cedeño a que le diga al país de qué se ha servido él en el PLD, en obvia alusión al intercambio de twits que se produjo entre ambos luego de que el funcionario calificó de “atraco” el pacto de Juan Dolio del 2015, el diputado leonelista Juan Quiñones, preocupado por la inminencia de los plazos que le impone al PLD la Ley de Partidos Políticos para la reserva y definición de candidaturas, propone una reunión urgente entre el presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández para negociar la escogencia del candidato presidencial, “si es que quieren que sigamos en el poder más allá del 2020”. Son dos escenarios distintos de la misma confrontación, la que mantiene al PLD al borde de una crisis divisionista de la que todos saldrán perdiendo, precisamente lo que dice querer evitar el legislador con su propuesta. ¿Pero realmente existen condiciones para que se produzca una reunión de esa naturaleza? Conozco a más de uno que respondería de inmediado que a estas alturas eso ya no es posible, pues la mutua desconfianza entre ambos líderes ha abierto un abismo que los distancia y separa, y sin confianza no es posible negociar nada y mucho menos esperar que se respete lo que se ha pactado. ¿Tan grande es esa distancia, tan hondas son las heridas provocadas, que ya no hay entendimiento ni avenencia posible a pesar de todo lo que está en juego? En el punto en el que se encuentra la confrontación en el PLD cualquiera se sentiría tentado a responder de manera afirmativa esa pregunta, pero como no es lo mismo llamar al Diablo que verlo llegar habrá que ver si, a la hora de la verdad, los peledeístas escogen continuar en el poder disfrutando de sus privilegios o sufrir las persecuciones judiciales y la cárcel a las que se exponen desde el primer día que se conviertan en oposición.