Es buena señal que apenas horas después de que el presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Julio César Castaños Guzmán, advirtió a los partidos políticos que tomará medidas cautelares para frenar el proselitismo a destiempo ordenara la suspensión y retiro de los medios de comunicación del anuncio del Ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, promoviendo la reelección del presidente Danilo Medina, pues al pasar de inmediato de las palabras a los hechos envía un claro y contundente mensaje a la comunidad política sobre su disposición de hacer cumplir la ley sin distinción ni excepciones, como le han venido reclamando los partidos de oposición. Para tomar la decisión de suspender el anuncio, que había solicitado el PRM, el organismo electoral argumentó que se trata de “un mensaje o promoción de índole política, lo cual está prohibido por el reglamento para la aplicación de la Ley 33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos”. Son muchos los desafíos que todavía tiene por delante la JCE y largo es el camino que le falta por recorrer, y con ese panorama por delante va a necesitar de toda su autoridad para llevar a feliz término, de la mano de los partidos políticos, la pesada y complicada tarea que se le ha encomendado. Pero esa autoridad tan necesaria para que podamos celebrar en paz la llamada fiesta de la democracia no caerá del cielo ni se la van a conceder, de manera graciosa, unos partidos acostumbrados a culpar al árbitro de sus errores y derrotas, sino de sus propias acciones y decisiones. Y más que nada, de su capacidad de respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes de Partidos y de Régimen Electoral con firmeza y a todos por igual; grandes y chiquitos, del Gobierno y de la oposición.