Ni moderno, ni democrático.- Mucha gente que decidió hacer carrera política en el PRM, el principal partido de oposición, debe estar arrepentida de subirse a esa patana luego de enterarse de que la cúpula de esa organización se reservó 29 senadurías de las 32 existentes y 112 diputados de las 190 curules con las que actualmente cuenta la Cámara Baja, además de 51 alcaldías, 373 regidores y 214 vocales de un total de 823 candidaturas. La dirección del PRM cumplió así con lo que dispone la ley 33-18 sobre Agrupaciones y Partidos Políticos y su Reglamento, pero es evidente que los políticos, acostumbrados a hacer la ley de manera que pueda perpetrarse también la trampa, le dan una interpretación conveniente a su propósito de manejar los partidos como feudos propiedad de un grupito de privilegiados que como son los que parten y reparten, se quedan siempre con la mejor parte. Hay que decir, sin embargo, que la decisión sorprendió al país político, mas que nada porque contrasta, de manera significativa, con lo que hizo el PLD, donde se disputarán en primarias abiertas casi todas las candidaturas a pesar de que en el partido de gobierno se libra un pleito de perros y gatos que augura una competencia feroz. ¿Qué sentido tiene participar en unas primarias donde se competirá por las candidaturas-rabizas, ya sea porque son poco importantes o muy difíciles de ganar? Opinantes y analistas atribuyen la decisión al faccionalismo que, como pecado de origen, caracteriza la dinámica interna del principal partido de oposición, donde no tengo dudas su dirección encontrará una explicación para justificar que se haya reservado la mayoría de los cargos legislativos, dándole un portazo en la cara a las aspiraciones de miles de sus militantes con derecho a ser elegidos. Pero los hechos son los hechos y el PRM es el PRM, del que sus críticos siempre dijeron que nunca fue moderno, y ahora podrán decir que tampoco es democrático.