Qué se dice

Qué se dice

Alfredo Pacheco, que nunca estuvo muy a gusto con una papa tan caliente, debe sentir que le han quitado un enorme peso de encima, tras la petición del bloque de diputados del Partido Revolucionario Dominicano de que se deje «sobre la mesa» el proyecto de ley del Voto Preferencial, atendiendo las objeciones del Pleno de la Junta Central Electoral. Pacheco, según quienes le conocen, no es hombre dado a las deserciones, mucho menos en tiempos de adversidad, pero nadie puede pedirle a un político joven y ambicioso que hipoteque su futuro con una aventura tan incierta y peligrosa. Liberado ya de un compromiso tan difícil de suscribir, el astuto legislador puede concentrarse ahora en descifrar las señales que ya asoman en el horizonte político, que en su caso, como en el de todos los legisladores, va mucho más allá del próximo 16 de mayo.

[b]Un pésimo chiste[/b]

Si no fuera porque quien hace la denuncia es Juan Hubieres, que tiene tan poco sentido del humor, se podría pensar que se trata de un chiste, de muy mal gusto por cierto. El mandamás de la Federación Nacional de Transporte la Nueva Opción acaba de pedirle al presidente Mejía que ordene suspender la importación de otros 1,600 vehículos que el Consejo Nacional del Plan Renove pretendería traer al país, gracias a un préstamo de veinte millones de dólares concedido al país por un banco japonés. Hubieres aspira, con su denuncia, a que el mandatario evite otro escándalo en un organismo que se ha convertido en un mercado de las pulgas, una comparación en la que el rejugado sindicalista se ha quedado definitivamente corto, pues en ningún pulguero se habla de tantos millones y mucho menos en dólares.

[b]Sombras protectoras[/b]

El manto de oscuridad que envuelve a la Ciudad Primada en las noches, producto de la inacabable crisis eléctrica, se ha convertido en el mejor aliado de los ladrones, sobre todo los de automóviles, que se están sirviendo a su gusto al amparo de las protectoras sombras. La Policía Nacional, tal vez para no provocar alarmas, o sencillamente porque no está en capacidad de abarcar tanto, no ha querido airear mucho el asunto, pero basta pasarse por el Plan Piloto para empezar a preocuparse. A los dominicanos nos encanta, sea por exceso de confianza o simple indolencia, colocar el candado solo después que nos han robado, pero los precios a los que se han disparado los vehículos, tanto los nuevos como los usados, deberían obligarnos a proteger un bien que muy pronto se convertirá en un auténtico lujo.

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