Qué se dice

Qué se dice

Culpas son, como gusta decir a ciertos teóricos, de las taras que arrastramos como país subdesarrollado, de escasa institucionalidad, y donde la ley no siempre, como se supone debe ser, entra por casa. Por eso resulta perfectamente posible que un Presidente de la República, el mismo día que remite al Congreso Nacional un proyecto de ley enajenando una porción importante de un parque nacional, autoriza -de su puño y letra- el levantamiento de un ambicioso proyecto turístico en los terrenos de ese mismo parque, declarado por la Organización de las Naciones Unidas Reserva Mundial de la Biosfera. Excusas no faltarán, sin embargo, para justificar esos inexplicables desdoblamientos que tan mal parados nos dejan ante los ojos del mundo, sobre todo sabiendo lo convencidos que están, en el Palacio Nacional, de que el poder es para ejercerlo.

[b]Sin novedad en Renove[/b]

Si el director del Plan Renove, el licenciado Siquió NG de la Rosa, descarta la existencia de irregularidades en la entrega y distribución de vehículos a federaciones, sindicatos y choferes, como parece desprenderse de una auditoría practicada en el organismo por la Contraloría General de la República, entonces podemos dormir tranquilos. Sobre todo si a esas garantías se suma la sopesada, y siempre bien ponderada opinión del doctor Máximo Aristy Caraballo, fiscal del Distrito Nacional, quien ha restado importancia a esas denuncias, argumentando que suelen ser habituales en los días previos a unas elecciones. Pero en lo que usted se tranquiliza, o acepta como buenas y válidas las razones del llamado «representante de la sociedad», vaya tomando nota de la siguiente información, también extraída de la susodicha auditoría: el Estado dominicano deberá erogar RD$2,617 millones por encima del precio establecido para pagar los vehículos de Renove debido al aumento, en abril del año pasado, de 19 a 35.48 del valor de la tasa de cambio del peso con respecto al dólar. ¡Que siga la fiesta!

[b]La caja de Vicente[/b]

A Pandora, la primera mujer en la humanidad según la mitología griega, la perdió la curiosidad, a Vicente Sánchez Baret, presidente del Partido Revolucionario Dominicano, la torpeza política. A Pandora los griegos la consideraban responsable de la venida del Mal a la Tierra, al destapar la caja en la que el dios Zeus lo encerró para siempre, pero el aluvión de reacciones de la Iglesia que ha destapado el veterano dirigente político, tras comparar recientes declaraciones de los obispos con los mítines de reafirmación cristiana de 1963, van a terminar pareciéndose demasiado a una dolorosa penitencia. Hay mucha distancia, desde luego, entre el mundo griego y la exuberancia tropical de nuestros políticos, como para tomarse en serio estos caprichosos paralelismos, pero es probable que de ahora en adelante Sánchez Baret prefiera confesarse con el Enemigo Malo, como decían los viejos, antes de poner en su boca el nombre de la Santa Madre Iglesia.

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