Qué se dice

Qué se dice

No hace falta ser un experto en nuestra jurisprudencia, sobre todo en materia de menores, para saber que se ha sentado un precedente, con todas sus consecuencias, con el dictamen del Procurador General de la República, el doctor Víctor Céspedes Martínez, desestimando la querella por violación a un menor de 14 años interpuesta contra el sacerdote Domingo Aurelio Espinal. Sobre todo porque hasta este momento se ignoraba que entre las potestades legales del Consejo Nacional para la Niñez, CONANI, figura la de gestionar una vivienda o apartamento para un menor abusado, como ha dispuesto el máximo representante del Ministerio Público. Pero tampoco que estaba en capacidad de garantizar, a ese mismo menor, el derecho a educación a corto y mediano plazo, incluyendo uniformes y útiles escolares. Habrá que esperar, de todas maneras, a que la gente que dirige CONANI explique cómo piensa cumplir con esas disposiciones, sobre todo cuando en un futuro, no necesariamente lejano, alquien invoque este precedente y exija, con todo su derecho, el mismo tratamiento ante el mismo tipo abuso.

[b]Cuestión de supervivencia[/b]

Siempre se ha dicho que existe un relación directamente proporcional, de causa y efecto, entre las dificultades económicas que padece el país con el incremento de los viajes ilegales, fundamentalmente hacia la vecina isla de Puerto Rico. Por eso no debe sorprendernos demasiado que la cantidad de compatriotas que se lanzan a esa incierta aventura se haya disparado, de manera dramática, en los últimos cuatro meses, al extremo de que en ese lapso alcanzamos el total de viajeros capturados por las autoridades puertorriqueñas a todo lo largo del 2003. Se trata, sencillamente, de la vieja lucha por la supervivencia que libra la humanidad desde que el mundo es mundo, a la que no puede escapar una república bananera, caribeña para más señas, metida en un agujero más grande que la fosa de Milwakee que, desde el principio de los tiempos, amenaza con tragarnos.

[b]La tesis del Dr. Salazar[/b]

El doctor Humberto Salazar, un dirigente reformista que dice estar muy preocupado por el proceso de disolución que afecta al partido dejado en herencia por el doctor Joaquín Balaguer, sostiene la tesis de que toda esta debacle se ha producido porque el PRSC perdió su sintonía con los sectores a los que, tradicionalmente, supo siempre representar. Salazar cita a los campesinos, a las mujeres, a una clase media que creció y se multiplicó bajo la benéfica sombra de los sucesivos gobiernos reformistas, sin dejar de mencionar a la industria que se consolidó al amparo de la célebre ley 299. El PRSC de la era post Balaguer, a su juicio, es tan solo un archipiélago de «proyecticos» individuales, sin un norte ideológico o programático, pero sobre todo incapaces de constituir un proyecto colectivo, fruto del acuerdo y la unidad de propósitos, que pueda ofertarse a un electorado cansado de que solo le prometan más de lo mismo.

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