Qué se dice

Qué se dice

Menos palabras, mas acciones-  Antes de que Fray Arístides Jiménez Richardson rebosara la copa con su denuncia de que grupos criminales utilizan a menores de edad y adolescentes como sicarios ya sabíamos  que el narcotráfico los usa para la venta y distribución de drogas, y hace tan poco que el país fue estremecido por las acciones de un grupo de mozalbetes a los que se atribuye el asesinato de al menos siete taxistas que todavía retumban en nuestros oídos los gritos de indignación, rabia e impotencia de los familiares de las víctimas al conocer la benigna sentencia que los condenó a tres y cinco años de reclusión. El Coordinador de la Pastoral Penitenciaria cree que lo que está ocurriendo con los menores que delinquen inducidos por criminales y narcotraficantes amerita que un grupo de expertos, siquiatras,  criminalistas y autoridades se sienten a discutir y analizar los factores que  están influyendo en esa situación. Hay que  decir que la advertencia del sacerdote es oportuna y pertinente, pero también que faltan   acciones concretas y puntuales para enfrentar ese problema más allá de las ocasionales declaraciones en los periódicos sugiriendo  la modificación del  Código del Menor.

Terapia.-  Se trató  de un episodio ridículo y penoso que hubiera perfectamente calificado como una buena comedia si no se hubiera dañado al final. Después de tanto alboroto, de tal despliegue de fuerza y poder excesivo,  el juez de Atención Permanente del Distrito  Nacional puso en libertad a los  chinos a los que una jueza acusó de agresión en medio de una acalorada discusión por  una pechurina. No obstante su puesta  en libertad, el juez Alejandro Vargas ordenó al chino Wei Ching Hu someterse a terapia sicológica “para que controle sus ímpetus y su agresividad”, sin tomar en cuenta que  la iracunda magistrada que  perdió la compostura por tan poca cosa también debería visitar a un buen sicólogo.

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