Qué se dice

Qué se dice

Mal ejemplo. Si hay una cosa por la que este gobierno se distingue (al César lo que es del César) es por su eficiencia en el cobro de los impuestos, eficiencia que tiene el nombre y el apellido de un funcionario: el siempre sonriente Juan Hernández, el hombre fuerte de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII). Pero ocurre que esa eficiencia tiene un límite, como tantas cosas en la vida: las instituciones públicas. La sorprendente revelación la hizo la doctora Licelott Marte de Barrios, presidenta de la Cámara de Cuentas, durante su comparecencia al Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, aunque advirtió que el organismo fiscalizador ya está trabajando, con la realización de una serie de auditorías, para determinar cuántas son las instituciones  del Estado que están incurriendo en la práctica de retener los impuestos  que descuentan a sus empleados y la cantidad de recursos dejados de entregar al fisco.

La noticia, hay que decirlo, no podía llegar en peor momento para un gobierno acosado por las denuncias de corrupción de sus funcionarios y bajo fuertes cuestionamientos, por parte del empresariado, a su forma de conducir la economía. ¿Sabe alguien qué uso se la ha dado a los recursos retenidos ilegalmente y dónde fueron a parar?  ¿Con que moral se nos pide pagar religiosamente, como buenos ciudadanos, nuestros impuestos? Diga lo que diga la empalagosa retórica oficial, cada día mas incongruente con la  práctica cotidiana de quienes gobiernan, es difícil sacar adelante un país donde el Estado es el principal incumplidor de las reglas de juego, constituyéndose en un pésimo ejemplo para los ciudadanos.

De vacaciones.- A partir de mañana, amables lectores, me tomaré unas merecidas vacaciones,  por lo que dejaremos de encontrarnos cada día a través de estos comentarios. Un abrazo grande,  y hasta luego.

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