Aunque sólo sea un desahogo inútil, otra forma de llover sobre mojado, hay que insistir en lo frustrante que resulta comprobar, una vez más, cómo la indolencia ha devenido en una verdadera cultura entre quienes nos gobiernan, que no solo no ofrecen adecuado mantenimiento a importantes obras públicas -puentes, carreteras, instalaciones deportivas y un largo etcétera que sería prolijo enumerar- sino que ahora tampoco reconstruyen aquellas que, a causa de un desastre natural o un cataclismo, se ven seriamente afectadas. Hace más de tres meses ya, que un terremoto provocó daños severos a una gran cantidad de edificios públicos en el Cibao, principalmente en Santiago y Puerto Plata, pero nada se ha hecho todavía. Ni un solo bloque, ni una sola lata de pintura se han empleado en reparar lo dañado, incluida una gran cantidad de escuelas que, obviamente, no están sirviendo para lo que fueron concebidas. Esas escuelas son hoy ruinas modernas, verdaderos monumentos a nuestra proverbial indolencia, que ahora sabemos ha sido también nuestra mejor maestra.
[b]Cuenta regresiva[/b]
Dice un hiperbólico Tony Raful que al PRD sólo le quedan «segundos» para lograr la concertación que haga posible la unidad del partido y evite una derrota electoral, y lo mismo opina, palabras mas palabras menos, el ingeniero Ramón Alburquerque, quien incluso va más lejos todavía: ya no hay tiempo ni siquiera para organizar una convención que seleccione el candidato presidencial. A parecida conclusión debe haber llegado el resto de los precandidatos, pues resulta evidente que el tiempo es el peor enemigo que tienen por delante unos y otros, tanto los que abrazan la reelección como un asunto de vida o muerte como aquellos que están dispuestos a todo para evitar que eche raíces en el PRD. Tal vez por esa razón es tan amargo el reproche de Raful a los líderes de grupos por su incapacidad para ponerse de acuerdo, incluido -es de suponerse- el Presidente de la República, pues parecería que nadie quiere darse cuenta de que la crisis perredeísta ya inició la cuenta regresiva.
[b]El friíto[/b]
En la Oficina Nacional de Meteorología explican que el brusco descenso de la temperatura, acompañado de fuertes vientos, se debe a un sistema de alta presión localizado en aguas del océano Atlántico. Pero debe tratarse, simple y sencillamente, del friíto navideño conque la Naturaleza nos premia por estas fechas, la misma brisa que antes se anunciaba hasta en los merengues, y que muchos, contagiados con los aires pesimistas que soplan últimamente, pensaban que este año pasaría de largo hacia tierras más hospitalarias. Pero aquí está de nuevo, pegándonos las sábanas al cuerpo, obligándonos a desempolvar abrigos y frazadas, pero trayéndonos también el aliento inconfundible de la Navidad que tanto hemos echado de menos en este fin de año sobrecargado de malos presagios. Lástima que, según Meteorología, las actuales condiciones climatológicas solo se mantendrán durante 48 horas.