Qué se dice

Qué se dice

Ante una delincuencia que se diversifica y acrecienta, y en la que participan precozmente pandillas de adolescentes, los barrios capitalinos claman por una mayor protección policial. Pero sucede que el cuerpo del orden cuenta con pocos recursos para operar. Cuando Santo Domingo tenía la mitad de los habitantes que ahora la pueblan, resultaba ostensible que por las calles transitaban vehículos patrulleros. Existía a plenitud de funciones, un departamento de Radio Patrullas de la PN. Actualmente, cualquier buen observador puede moverse rápidamente por muchos sitios y difícilmente se encontrará con algún vehículo policial. Es evidente que la vigilancia contra el delito descansa casi por completo en agentes de civil que van de dos en dos en motocicletas de bajo cilindraje. Queda claro que la PN no está en condiciones de acudir con presteza a cualquier punto con buenos medios de transporte. En cambio, las versiones sobre atracos y secuestros siempre incluyen el detalle de que los criminales se mueven muy bien montados por esas calles de Dios.

[b]Buenas señales[/b]

La respuesta de la Junta Central Electoral a denuncias sobre la alegada inclusión de militares y “difuntos” en el Registro Electoral es válida. Ha explicado el organismo que los cédulados de condición activa en las Fuerzas Armadas están segregados en una lista anexa y que lo mismo ocurre con nombres de personas reportadas como fallecidas, cuyos datos quedan apartados para fines de información y sin que sus identidades puedan ser utilizadas por otros individuos para sufragar fraudulentamente. El tribunal electoral vuelve a dar muestras de que se acoge a los imperativos de transparencia que la ciudadanía demanda. Aún cuando haya motivos para deplorar la forma en que fue conformada la JCE, es posible lograr que el proceso electoral avance de manera organizada hasta cumplir su cometido, debidamente observada por toda la nación y organismos externos. Inexorablemente, la voluntad popular tendrá que expresarse el 16 de mayo. Los jueces electorales se han comprometido a cumplir con imparcialidad las funciones que les han sido confiadas. Los ojos del país y del mundo están sobre ellos y sus más recientes decisiones mueven bastante a confiar en su voluntad de servir. Ojalá que todo siga así.

[b]Menor consumo[/b]

Las estadísticas de la Asociación de Detallistas de Gasolina indican que el consumo de combustibles descendió hasta en un 46% en las semanas recientes, cuando los precios se colocaron en los más prohibitivos niveles. Una declinación tan drástica de la demanda es suficiente para comprender que el dólar y los carburantes han llegado a unos costos que en nada se compadecen con la realidad de los medios de producción, servicios e ingresos familiares. Ahora mismo, lo que todavía persiste es una pérdida generalizada de rentabilidad y poder de compra. Una situación desesperante se manifiesta en todos los niveles de los negocios y consumos, lo que hace previsible que, por inercia, las embravecidas aguas de la economía tengan que volver el cauce que les corresponde. La firma con el FMI y la reapertura del crédito internacional influyen en estos momentos para que se revierta la depreciación del peso. Nadie debería torpedear este proceso naciente y el gobierno debe medir bien sus pasos para no meter la pata.

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