Qué se dice

Qué se dice

En esto de la transición habría que preocuparse mucho con el desdoblamiento que ha empezado a mostrar la gente del poder saliente. De un lado, vemos la omisión en que incurren al desertar del compromiso de echar adelante la reforma fiscal. Además, optaron por dar reversa a algunos endeudamientos en dólares que cursaban en el Congreso. Hastá ahí, se podría decir que han estado manejándose con cucharita. Pero en otro sentido, se pasan de diligentes; insisten en mutilar a la carrera los parques nacionales, legislan apresuradamente para imponer normas administrativas que solo podrían aplicarse a partir del gobierno venidero. Una camisa de fuerza proyectada al futuro; pretenden dar autonomías a hospitales para restar facultades a las nuevas autoridades; van a repartir exoneraciones ilimitadas para vehículos de motor a síndicos y vicesíndicos, comenzaron a cualquierizar con generosidad el rango de general de bomberos y comienza a destaparse la concesión, irresponsable y ofensiva para un país pobre, de jubilaciones jugosas, incluso una de medio millón de pesos mensuales. Ahí se están sirviendo con la cuchara grande.

Ojo con la ayuda

La solidaridad nacional e internacional sigue expresándose con muchas donaciones para las víctimas de la riada de Jimaní y no hay dudas de que ha sido tan amplia que permitiría con rapidez liberar de las necesidades más urgentes a los damnificados de esa zona, y de otras también afectadas por las lluvias, e incluso para compartir con los haitianos. Pero es necesario que el gobierno imponga, con el instrumento de la ley, una efectiva centralización para administrar y distribuir los artículos recibidos y la considerable asistencia en dinero. Hay que elogiar al padre Ramón de la Cruz por mostrar celo y efectividad en el control de lo que llega a Jimaní como asistencia. Sin una buena administración, una parte de los frutos de esta obra de caridad se perdería en los intersticios que se forman cuando algo abunda y la autoridad falla. Algunos personajes , de esos que pescan en río revuelto, hace tiempo que tienen que haberse puesto en acecho. El cordón sanitario en torno a Jimaní, debería incluir vigilancia policial.

Pasándose al GLP

Aunque los precios de la gasolina y el gasoil siguen en aumento, todavía no tienen peso suficientes los argumentos para Atransferir@ tales incrementos a los usuarios del transporte público constituido por taxis y Aconchos@. Los muy hábiles y previsores choferes capitalinos son por lo general, consumidores del gas propano, el que les llega subsidiado. Los que todavía no tienen escapatoria a la tendencia alcista del crudo son los muchos automovilistas de clase media que no han innovado adaptando los motores a la combustión del GLP. Y vale destacar que no pocos propietarios de yipetas y otros autos costosos han evolucionado también hacia el propano, con lo que se salvan del efecto demoledor de los aumentos de precios de los otros derivados del petróleo. Los talleres que hacen el cambio no van a dar abasto si esto sigue, aunque, cmo bien se sabe, el FMI se opone al subsidio al gas licuado.

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