Esa excusa no vale.- ¿Hasta qué punto el fatídico conteo de las mujeres muertas (87 al día de hoy) a manos de sus parejas o ex parejas, la exposición pública de esos crímenes con toda su carga de horror y drama, está desencadenando un factor imitación que ha convertido los feminicidios en una epidemia sin control?
Confieso que, ante la imparable oleada de asesinatos de mujeres, como periodista me he hecho esa pregunta muchas veces tratando de encontrarle una explicación a lo hasta ahora inexplicable, como imagino se la habrán hecho también siquiatras, educadores, curas, criminalistas y tanta gente que quisiera saber cómo detener esta bárbara matanza.
El vacío que deja esa falta de respuestas, que tanto se parece a la desesperanza, se agranda con las declaraciones que acaba de ofrecer el Procurador General de la República, el doctor Radhamés Jiménez, quien admite que el problema de la violencia intrafamiliar y de género ha alcanzado niveles incontrolables y que la falta de recursos económicos, entre otras limitaciones, impiden que las políticas públicas contra los feminicidios sean más efectivas.
¿Quiere eso decir que debemos resignarnos a seguir viendo cómo aumentan las estadísticas de los asesinatos de mujeres sin poder hacer nada para impedirlos? Desde luego que no. La sociedad dominicana está obligada a reaccionar frente a esta amenaza, y la mejor manera de hacerlo es poniéndonos de acuerdo, todos juntos, en la manera de hacerlo. Será una tarea ardua y que tomará su tiempo, pues no es posible cambiar de un día para otro las condiciones socioculturales que han moldeado la mentalidad machista del hombre dominicano. Mientras tanto, hay que decirle a nuestras autoridades que la falta de recursos económicos para apuntalar ese esfuerzo colectivo no es una excusa aceptable cuando los funcionarios invierten tanto dinero, y de manera tan generosa, en alimentar la bestia insaciable de la corrupción.