Qué se dice

Qué se dice

Si doña Milagros Ortiz Bosch, como muy bien la define doña Peggy Cabral viuda Peña Gómez, es una mujer brillante, que ha demostrado tener una gran capacidad como funcionaria al frente de la secretaría de Educación, en la Vicepresidencia de la República así como ejerciendo el poder cuando el presidente Mejía ha estado fuera del país; si, como afirma doña Peggy, la Vicepresidenta es una figura emblemática en el Partido Revolucionario Dominicano, amiga íntima del doctor José Francisco Peña Gómez, mujer de firmes principios e incapaz de asumir posiciones que perjudiquen a su partido, ¿por qué entonces la Federación Dominicana de Mujeres Socialdemócratas, que dirige doña Peggy, no le ofreció su respaldo cuando doña Milagros necesitó de todo ese reconocimiento a sus virtudes para afianzar la candidatura de la única mujer que competía por la presidencia en el feroz ruedo perredeísta? Esa pregunta se la ha hecho mucha gente, dentro y fuera del PRD, sin encontrar respuesta satisfactoria. Aquí, simplemente, hemos vuelto a formularla.

[b]Un caso hipotético[/b]

Es probable que constituya una gran pérdida de tiempo ponerse a discutir ahora, con una agenda nacional atiborrada de problemas sin resolver, la legalidad de otorgar una exoneración parcial a una larga lista de funcionarios del Gobierno para la importación de vehículos para su uso personal, incluídos altos jefes militares, que ya el Secretario Administrativo de la Presidencia, Alberto Atallah, justificó con un argumento irrefutable: se trata de otra de las tantas prerrogativas de que goza, es este país tan especial, un Presidente de la República. Tampoco vale la pena, porque se trata de honras y reputaciones que toca a cada quien defender, señalar con el dedo acusador a quienes aceptaron esa generosidad presidencial, ni elevar hasta un altar a quienes rechazaron, por las razones que fueran, ese privilegio. Solo nos hubiera gustado saber qué hubiera sucedido, en el caso hipotético de que la indiscreción del periodista Julio Martínez Pozo no hubiese hecho pública la concesión de esas exoneraciones. Se lo dejamos de tarea para el fin de semana.

[b]Macuteo[/b]

Los más recalcitrantes, los que se opusieron a rajatabla al traspaso de la AMET a la Policía Nacional, van a decir que mucho tardó en regresar a una práctica tan odiosa como el macuteo, apenas días después de que la institución del orden asumiera el «control funcional» del organismo responsable de regular el tránsito. Por eso se vio ayer tan activos, en los alrededores del Mercado Nuevo de la avenida Mella, a varios agentes de la Policía Nacional, vestidos de «tráficos», mandando a parar a diestra y siniestra a cuanto automóvil les resultaba sospechoso, a pesar de que sus conductores no habían cometido ninguna infracción. Si alguno de esos sospechosos no tenía sus papeles en regla, según contaron a reporteros de este diario algunos choferes, los agentes se incautaban de las licencias sin entregarles ningún recibo o contraseña, con la ambigua recomendación de que se dieran una vuelta por ahí y regresaran, horas más tarde, para ver «cómo arreglamos este asunto». Como decían los maestros de antes: lo que se aprende bien, nunca se olvida.

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