Chantajes– ¿Saben ustedes cuál fue la razón de la huelga de choferes que durante una hora sembró el caos en la ciudad de Santiago? ¡Las injustas multas que les imponen los agentes de AMET!  Juan Marte, presidente de la Central Nacional de Trabajadores del Transporte (CNTT), se queja de que a  los choferes  de rutas urbanas les imponen varias multas al día por no utilizar el cinturón de seguridad a pesar de que el “concho”, alega, está exonerado de esa regulación.

 Hace tiempo estoy convencido de que una de las causas  de que el sistema de  transporte de pasajeros de este país  sea uno de los más ineficientes  e inseguros del mundo radica, precisamente, en los carros del concho, pero sobre todo en la incomprensible (hay que decir también que irresponsable) pasividad  de las autoridades ante las pésimas condiciones  de los vehículos (la mayoría no reúne las condiciones mínimas de seguridad que exige la Revista), y ni hablar de la forma de conducir de sus choferes, al margen de todos y cada uno de los articulados  de la Ley de Tránsito.

Su desprecio a las más elementales normas de convivencia (¿de qué otra manera llamar al bloqueo de carreteras, avenidas y puentes conque castigan al resto de la población cada vez que se les ocurre presionar al gobierno con una de sus  protestas?) son un insulto al resto de ciudadanos que nos esforzamos por respetar la ley, pagar nuestros impuestos y nuestras deudas; en fin, tratar de vivir más o menos decente y civilizadamente. ¿Y saben  qué es lo peor? Que ese  comportamiento, y más que nada la tolerancia de las autoridades hacia sus protagonistas y promotores, nos está diciendo que en este país quienes tienen capacidad para trastornar  y anarquizar la vida de todos  son tratados con  respeto y consideración  por quienes gobiernan, que hasta los premian con subsidios y otros beneficios que a un servidor y a usted, querido lector, nos están vedados, a pesar de que los recursos con que se pagan esos chantajes salen de nuestros bolsillos.