Un pleito desigual.- Algunos cínicos del patio ya lo han descrito como el pleito entre el huevo y la piedra, y quizá tengan razón, pues en el materialista mundo en el que vivimos tal vez pueda más el dinero (poderoso caballero) que representan los bancos que los afanes de una modesta funcionaria que hace camino al andar en defensa de los intereses y derechos del noble, sufrido e indefenso consumidor dominicano, desde siempre a merced de la codicia y la falta de escrúpulos de empresarios, comerciantes y banqueros.
En un pleito tan claramente desigual pocos son los que se atreverían a apostar en favor de Altagracia Paulino, quien ayer advirtió a la Asociación de Bancos Comerciales (ABA) que el Instituto Nacional de Protección al Consumidor (Pro Consumidor) nunca ha renunciado a la facultad legal que le asiste de revisar los contratos de adhesión como parte de su obligación de evitar las cláusulas abusivas en perjuicio de los usuarios de tarjetas de créditos y otros servicios financieros, mucho menos si los banqueros tienen la suerte de contar con un padrino tan influyente como la Superintendencia de Bancos.
De todas maneras, y sea cual sea el desenlace de este sonado escarceo, vaya desde esta columna nuestro voto de reconocimiento y apoyo incondicional a la directora de Pro Consumidor y la labor que viene desempeñando contra viento y marea, tan necesaria para hacer respetar la ley General de Protección a los Derechos del Consumidor, una encomienda ardua y dificultosa que enfrenta obstáculos y resistencias —¡vaya paradoja!– hasta en las propias esferas oficiales, como para educarnos en el ejercicio y disfrute de un derecho —el de no ser estafados ni engañados al adquirir un bien o un servicio— que hasta hace poco tiempo creíamos inalcanzable. ¡Adelante!