Rebelión legislativa.- En estos días los periódicos hablan con machacona insistencia de la “rebelión” que protagoniza un grupo de  diputados del Partido de la Liberación Dominicana que se niega a dar su voto  para la aprobación del préstamo de US$93.8 millones para la compra al Brasil de los Super Tucanos, desobedeciendo así la línea bajada por el Comité Político.

Por supuesto, esa actitud ha provocado que  gente dentro del PLD –doña Alejandrina Germán, por ejemplo– critique el hecho de que los legisladores peledeístas rechacen una iniciativa de su gobierno destinada a combatir con mayor eficacia el narcotráfico, hoy por hoy el enemigo número uno de la sociedad dominicana, y hasta se ha invocado  la imperiosa necesidad de “restablecer la disciplina partidaria” dentro de la bancada de la organización, como si sus miembros no tuvieran derecho a rechazar un préstamo que ha sido sobrevaluado (es un  vulgar rumor) para hacer posible la repartición de jugosas comisiones,  o porque entienden que el alto costo de mantenimiento de esas aeronaves representará una carga muy pesada para nuestra Fuerza Aérea, o simple y sencillamente porque sus principios religiosos se lo impiden.

Sean cuales sean las razones que han inspirado esa “rebelión”, finalmente aplastada por la mayoría mecánica del oficialismo que en la sesión de anoche aprobó el préstamo, vayan desde aquí nuestras más cálidas felicitaciones a ese grupo de  “rebeldes” con causa, a quienes hay que agradecer que no se hayan comportado como sumisos borregos al servicio de mezquinos y circunstanciales intereses partidarios.

La pregunta impertinente.-¿Cómo es posible que un oficial al que un informe militar señala como  reincidente en la comisión de “faltas graves” durante el desempeño de sus funciones como el ex teniente de navío de la Marina de Guerra Edward Mayobanex Montero anduviera  como si tal cosa por ahí, cometiendo todo tipo de diabluras hasta caer finalmente atrapado en las redes de la justicia por sus implicaciones  en la Matanza de Paya?