Qué se dice

Qué se dice

En por lo menos un sector oficial se estaría en ánimo de ejercer fuerte presión sobre los captadores de dólares de esta economía, llámense importadores o proveedores de servicios y zonas francas; llámense remesadores. El criterio de que son unos pocos los que en forma monopólica deciden los niveles de la tasa de la moneda extranjera se vuelve obsesión cuando cobran fuerza las tendencias al alza, la que se suele atribuir a un abuso de la libertad de comercio. Es probable, sin embargo, que las autoridades financieras se limiten a unos amagos de establecer controles cuasipoliciales sobre el comportamiento de la tasa de cambio, para lo cual se emitiría una que otra resolución a ser aplicada sobre el flujo monetario. En estos momentos lo fundamental para el país sería no llevar las cosas a un nivel que contradiga demasiado las doctrinas del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que, por cierto, da señales ambiguas sobre el resultado de sus últimas revisiones al cumplimiento de los ajustes pactados con el Estado dominicano.

[b]El gran disgusto[/b]

Versiones sobre la reacción de Estados Unidos a la retirada dominicana de Irak indican que hasta Santo Domingo llegaron muy agrias expresiones de reproche y desconcierto por la decisión del presidente Hipólito Mejía. A un alto diplomático de Washington se le atribuyen incluso crudas palabras del coloquio para calificar el hecho. Recuérdese que lo menos que pasó con los hondureños –compañeros de ruta de los quisqueyanos al abandonar a Diwaniya- fue que confrontaron dificultades para obtener el avión de regreso a sus casas. En algunos círculos se da por seguro que el Departamento de Estado formuló algunas “notas verbales” (un recurso de la diplomacia para protestar enérgicamente sin dejar huellas documentales) para dejar claro ante el gobierno dominicano que su actitud causa un daño significativo en las relaciones bilaterales. Habría que ver si en el futuro saldrá a la luz en la capital norteamericana algún gesto o decisión de carácter político que los analistas puedan relacionar con el súbito retiro de tropas.

[b]Preocupante[/b]

De buenas a primeras trascendió que alguien de las altas esferas del Partido Revolucionario Dominicano estaría influyendo, con anuencia de una parte de la Junta Central Electoral, para que se lleve a cabo una inexplicable recomposición de los integrantes de colegios electorales en el Distrito Nacional. En lo que parecería una extensión de la forma en que se tendencia jueces del Supremo Tribunal Comicial (5 a 4) para todo caso importante, ahora habría un ala identificándose con una operación de sustitución de miembros que en su momento fueron escogidos por consenso y en cumplimiento de un esquema que evite al predominio de algún partido en el personal que administrará el proceso en las mesas. Como resultado de la aparición de este pelo en el sancocho, el PLD hizo, a través de su delegado en el Distrito, un dramático pedido a los observadores internacionales para que pongan atención al asunto.

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