La tercera frontera.-  Hace unos días el doctor Marino Vinicio Castillo, asesor en materia de drogas del Poder Ejecutivo, definió la costa Este del país como la  tercera frontera de los Estados Unidos, y por tanto merecedora de una atención y vigilancia especial por parte de las autoridades norteamericanas, si es que quieren detener el intenso trasiego de drogas desde ese punto estratégico de nuestra geografía hacia la vecina  Puerto Rico.

Ya no es  un secreto para nadie que el motor de la gran transformación de la región Este no es tan solo el turismo redentor, ese que ha llenado de grandes hoteles y notorias señales de progreso material a esa privilegiada zona del país, pues el narcotráfico, que ha convertido los inmensos cañaverales de la región en discretas pistas de aterrizaje o en espacios propicios  para el bombardeo de drogas, ha puesto también lo suyo, aunque no pueda decirse que su impacto ha sido tan positivo aunque  sí inocultable. El asesinato, tras su salida de un tribunal, de dos hombres que deponían como testigos en un juicio por narcotráfico, es tan solo otra señal mas de la gravedad del problema, que todo el que le duela la región no puede ignorar. Así que pongámonos claros: la falta de infraestructuras adecuadas, la incontrolada migración haitiana y la arrabalización de los entornos hoteleros no son las únicas amenazas latentes  a esa pujante pero vulnerable industria. Anoten ahí también el narcotráfico,  la violencia y la inseguridad que genera, entre esas  amenazas.

¿Qué buscaba?.- ¿A santo de qué se atreve un diputado a ir a la DNCD a  presionar para que le entreguen un detenido al que se le “olvidó”  declarar, a su llegada al país,  174 mil euros? Abel Martínez, presidente de la Cámara de Diputados, ha prometido indagar con los organismos de seguridad de quién se trata para tomar las medidas de lugar. Ojalá que el espíritu de cuerpo no vuelva a imponerse, y  todo quede en otra  “gracia” sin consecuencias de nuestros inconsecuentes  legisladores.