Solidaridad mal entendida.-. Cuesta creerlo, pero así de mal estamos. Los maestros de diez escuelas de Barahona decidieron el pasado lunes, tras reunirse en asamblea, suspender la docencia hasta que se produzca la reintegración a sus funciones del director del distrito 01-01, sobre quien pesa una medida de coerción de seis meses de visitas periódicas al juez de instrucción por golpear a una mujer. Se trata, a no dudarlo, de un caso de solidaridad gremial mal entendida, pero también del peor mensaje que puede enviar la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) a una sociedad que se desangra, impotente, con los imparables feminicidios y casos de violencia intrafamiliar en los que la víctima, casi siempre, es la mujer. Si estos no son los finales, como decían antes los viejos cuando sentían desbordada su capacidad de asombro, debemos estar bastante cerca.
Atrevidos ladrones.- Es evidente, por la razón que sea, que el robo de metales ha experimentado un gran auge en los últimos tiempos, y no solo eso; los ladrones son cada vez más audaces y atrevidos, como si les hubiesen perdido el respeto (y también el miedo) al principio de autoridad que debe imperar en toda sociedad organizada. Y los ejemplos son tan abundantes que aterran, desde la banda que no tiene miramientos en desmantelar una torre de la autopista eléctrica que enlaza Santo Domingo con la región del Cibao, como ocurrió la semana pasada en Bonao, hasta el joven que decidió arrancar una estatua de bronce de Buda de una calle del Barrio Chino y cargar con ella para venderla, probablemente para satisfacer las urgencias de su dependencia de las drogas. El colmo, sin embargo, lo aportan dos hombres sorprendidos in fraganti por una patrulla policial mientras robaban tubos del puente Juan Pablo Duarte armados de herramientas tan poco discretas como una mandarria y un cincel. ¿Hasta dónde llegaremos?