Qué se dice

Qué se dice

Voto a  la iniquidad.-  Era demasiado hermoso para ser verdad. No habían transcurrido 24 horas de la aprobación del polémico artículo 13 consagrando como un   derecho el libre acceso a  playas, ríos y lagos, cuando los asambleístas dieron marcha atrás, incorporándole una  frase de tan solo seis palabras pero suficientemente contundente como para anular todo lo anterior: “sin perjuicio de la propiedad privada”. Se ha dicho que el repentino cambio de opinión, que hizo que los legisladores pusieran a un lado la que fue considerada una sana rebelión  ante las imposiciones, producto de acuerdos de aposento, de las dirigencias de  sus partidos, responde a  las presiones del empresariado (los verdaderos dueños del país, mi querido Radhamés), necesitado de proteger sus inversiones –las del presente y las del futuro– en el sector turístico, a lo que accedieron de manera obsequiosa y complaciente nuestros políticos, prestos siempre a anteponer sus propios  intereses a los del resto del país. Cuando uno ve que ocurren esas cosas le dan ganas de imitar al cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y sus amenazas de someter al escarnio público a los asambleístas que se oponían a la prohibición del aborto en todas sus formas en la nueva Constitución, de negarles el voto en las elecciones  del próximo año, incluyéndolos en una lista negra que los condenaría al peor de los infiernos, por lo menos para un político: el de la indiferencia. ¡Y funcionó de maravilla! Si existe una razón por la cual un legislador, senador o diputado,  merece el desprecio y el rechazo de sus representados es por haber aprobado la iniquidad que nos despoja del derecho a disfrutar libemente un patrimonio tan nuestro como los ríos y  playas de este hermoso país.

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