Qué se dice

Qué se dice

No se trata de una metáfora o de una simple muletilla retórica a la que se echa mano para llamar la atención; es literalmente cierto. A esa conclusión hay que llegar, necesariamente, después de leer que la secretaría de Medio Ambiente, según revela el periódico El Día, considera erróneo el informe sobre el «rock-ash» presentado por la Universidad Autónoma de Santo Domingo al Senado, que determinó su enorme potencial tóxico. Según Medio Ambiente los técnicos de la UASD utilizaron un método erróneo para determinar esa toxicidad, a pesar de que esa cartera carece de los equipos que le permitan realizar esos estudios, como lo prueba el hecho de que todavía esté esperando el estudio que ordenó en laboratorios extranjeros para tener su propia verdad sobre la peligrosidad de los desechos traídos desde Puerto Rico.

[b]Más de lo mismo[/b]

Pero la cosa va mucho más lejos todavía. En su edición de ayer este diario publicó, en su página 4, las declaraciones del fiscal de Medio Ambiente y Recursos Naturales con sede en Montecristi, el doctor Ramón Arístides Taveras Arias, prohibiendo la movilización del «rock-ash» depositado en el patio de la empresa concesionaria Puerto Transdominicana de Desarrollo, luego de que los periódicos denunciaran, con fotos incluídas, que se estaba utilizando en labores de bacheo en calles y caminos de la provincia después de darse a conocer públicamente el informe de la UASD. Pero ocurre que ayer mismo, en el Listín Diario, el mismo funcionario tuvo la cachaza de negar que se esté utilizando un material tan peligroso en esas labores, probablemente porque no vio la foto que publicó en su edición del pasado jueves El Nacional, en primera plana, en la que aparece el «rock-ash» esparcido, a la vista de todo el mundo, sobre un tramo de la carretera Copey-Manzanillo. ¿Comprenden ahora lo que estamos tratando de decirle?

[b]Mayorías[/b]

Lo que ha sucedido en el Senado de la República, donde nuestros afanosos legisladores acaban de segregar, modificando en forma grosera la Ley de Areas Protegidas, una parte importante del Parque del Este para permitir la construcción de un complejo hotelero, da la razón a quienes han venido advirtiendo sobre la potencial peligrosidad de la mayoría lograda por el PRD en las elecciones congresionales y municipales del 2002, sobre todo en la Cámara Alta. Hay que precisar, sin embargo, que lo que se ha cuestionado no es la mayoría en sí misma, ganada legítimamente -voto a voto- en unas elecciones libres y democráticas, sino que esa mayoría pudiera ponerse al servicio, como finalmente ha sucedido, de los designios e intereses del Poder Ejecutivo, renunciando a la independencia que le otorga la Constitución de la República y traicionando, de paso, las esencias de un poder del Estado destinado a servir a los mejores intereses del país, en representación de sus ciudadanos y ciudadanas.

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