Qué se dice

Qué se dice

Tonty Rutinel, presidente de la Comisión de Reforma del Estado del Senado, deberá recurrir a todo su arsenal retórico si quiere convencer al país de la conveniencia, en estos momentos, de embarcar a nuestros legisladores en el conocimiento de un proyecto de ley que dividiría Santo Domingo en tres provincias, sin que hayamos asimilado todavía la división territorial que propició la ley 163, que redujo sensiblemente el Distrito Nacional y creó la provincia de Santo Domingo con sus cuatro municipios, y sin que sepamos, tampoco, en qué nos ha beneficiado el invento de Tirso Mejía Ricart en nombre de la descentralización. Según el senador de la provincia de Santo Domingo la pieza, que sería conocida en la sesión de hoy, cuenta con el respaldo del Presidente de la República así como de los partidos representados en ambas cámaras, nada sorprendente si tomamos en cuenta la insaciable voracidad de nuestros políticos, siempre dispuestos a servirse con la cuchara grande en el inacabable festín del poder.

[b]Privilegiados[/b]

Es perfectamente comprensible que el gobierno, en tiempo de campaña electoral, evite tomar decisiones que puedan ser fuente de controversia o susceptibles de traducirse en pérdida de votos, como es el caso de la mentada reforma tributaria que la Dirección General de Impuestos Internos no quiere, ni siquiera, que la mencionen en los medios de comunicación, pero tampoco hay que llevar las cosas más allá de lo razonable. Por eso es preferible pensar que no tiene nada que ver el brusco descenso que han registrado, en los últimos días, los sometimientos a motoristas en los tribunales especiales de tránsito, con el discurso del martes pasado de Fabio Ruiz, presidente del Plan Renove, quien prometió -delante de todo el mundo, incluídos los más de 50 agentes de AMET que estaban presentes- a miles de aspirantes a ser favorecidos con ese plan que no serían molestados cuando anden sin casco o incurran en alguna otra infracción de tránsito, pues se había impartido instrucciones precisas a los agentes de AMET para que no molesten a tan privilegiados ciudadanos.

[b]Buen ejemplo[/b]

Aunque nuestras autoridades militares se atrevan a negarlo, no hay dudas de que el retiro de las tropas españolas de Irak en «el más breve plazo posible», como acaba de anunciar José Luis Rodríguez Zapatero, supondrá -por lo menos- un duro golpe para la moral de las tropas dominicanas asentadas en Diwaniya, bajo el mando, precisamente, de las fuerzas españolas. Y aunque habrá que esperar que se cumpla el plazo acordado por el gobierno con los americanos para hacer planes sobre su regreso, también lo es que nadie, absolutamente nadie, desea que nuestros muchachos permanezcan un solo minuto más en Irak, peleando una guerra insensata y para colmo ajena. Habrá que seguir orando, de todas maneras, por las vidas de esos 302 soldados dominicanos que juegan cada día a la ruleta rusa en un escenario bélico cada vez más peligroso, lamentando profundamente, eso sí, que no podamos imitar el valiente y soberano gesto de la Madre Patria.

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