Tensión en la frontera.- Estamos frente a un pueblo hambriento que no soporta un día mas. Es un pueblo que amenaza con invadirnos de manera violenta. Las palabras de la gobernadora de Dajabón, Esther Ramírez, utilizadas para describir la tensa situación que se vive en la frontera luego de las restricciones impuestas por las autoridades dominicanas desde que en Haití estalló la mortal epidemia de cólera, no pueden ser más elocuentes pero tampoco más alarmantes. Las imágenes divulgadas al mundo por las agencias de noticias internacionales mostrando a miles de ciudadanos haitianos esperando ser trasladados a un lugar más seguro, un lugar que realmente no existe en medio del estado de calamidad total que se vive de aquel lado de la frontera, ante el inminente paso del huracán Tomás, son el retrato vivo y doloroso del más absoluto de los desamparos. ¿Y si en medio de la desesperación a la que puede conducirlos ese desamparo todos esos haitianos deciden no tirarse al mar, escapar de al terrible situación que los agobia huyendo hacia su única salvación posible en esta isla de la que ambos pueblos somos prisioneros? ¿Verdad que da grima de tan solo pensarlo? Por eso hay que actuar con mucha prudencia, pero también –y sobre todo– con la firmeza necesaria, para evitar que el terrible drama por el que atraviesa el pueblo haitiano se convierta en nuestra peor pesadilla.