Qué se dice

Qué se dice

Sabido es que los políticos -los del gobierno y los de oposición- solo se acuerdan de los pobres cuando hay elecciones, aunque cierto es también que hasta ahora esos mismos pobres han sido incapaces de sacar alguna lección positiva de una verdad tantas veces puesta en evidencia. Ahora hay que incluir, en ese interesado coqueteo, a la comunidad dominicana residente en el exterior, que tendrá la oportunidad de votar, por primera vez, el 16 de mayo próximo. Buscando precisamente esos votos andaba el presidente Mejía con su visita a Miami y Nueva York, donde ofreció villas y castillas a nuestra comunidad de ultramar, que dicho sea de pasada debería aprovechar un voto tan caro -la JCE gastará cerca de RD$700 millones en los 40 mil compatriotas que, según proyecciones optimistas del tribunal de elecciones, se inscribirán en el padrón- para sacar la mayor tajada posible de la generosidad temporal de los políticos en campaña.

[b]¿Por qué tantos?[/b]

Alarma, inquieta y perturba -valga la profusión de adjetivos- el alto número de personas fallecidas durante el asueto de Semana Snata, que según datos de la Comisión Nacional de Emergencia, que preside el vicealmirante Radhamés Lora Salcedo, se elevó a 63, entre las que hay que incluir a 20 menores en edades que van desde los seis hasta los doce años. Esas cifras superan con creces las del 2003, cuando se reportaron 25 muertos y 568 heridos -un año considerado récord-, a pesar de que en esta oportunidad el operativo fue el más amplio de los que se han realizado hasta el momento. ¿Qué pudo haber pasado? Tal vez sea pronto para tener una respuesta a esa pregunta, pero es obvio que esas cifras, definitivamente alarmantes, no pueden dejarnos indiferentes.

[b]Agravios innecesarios[/b]

Desgraciadamente, ha vuelto a suceder. Y por lo que dice gente familiarizada con esas cosas, parece que habrá que resignarse a que, cada Semana Santa, recibamos noticias dando cuenta de que ciudadanos haitianos han sido sorprendidos mientras queman una bandera dominicana, el emblema nacional, en medio del pagano frenesí de sus ritos. En esta oportunidad el escenario de la profanación ha sido Higuey, concretamente el paraje Anamuya, donde según el corresponsal Vícto Borromé el Ejército Nacional apresó a doce nacionales haitianos que le pegaron fuego a la bandera tricolor durante una fiesta de ga-gá. El hecho, como era de esperarse, ha provocado la indignación de las autoridades provinciales, que han pedido un «castigo ejemplar» para un agravio tan gratuito como injustificado.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas