En un lugar de la Línea Noroeste, de cuyo nombre -Montecristi- habrá que acordarse para no repetir nunca jamás episodios tan absurdos, hay un Procurador Adjunto para la Defensa del Medio Ambiente al que quieren hacer saltar de su cargo por el simple hecho, aunque usted no lo crea, de cumplir con su deber. El doctor Ramón Arístides Madera ha denunciado que recibe fuertes presiones de funcionarios de Medio Ambiente, sobre todo después de que prohibió, en atención a sus facultades legales, que se continuara la importación de rockash desde Puerto Rico. Pero lo que más ha indispuesto al funcionario con «las alturas» ha sido, según se ha sabido, la indiscreción que cometió al revelar a un diario de circulación nacional un informe dando cuenta de que de 10 delitos ambientales cometidos en su jurisdicción en los últimos meses, en ocho de ellos están directamente involucrados funcionarios de la presente administración. Cosas veredes, mi querido Sancho.

[b]Exageraciones[/b]

Debe tratarse de una exageración producto de nuestra natural propensión a poner algo de nuestra propia cosecha cada vez que nos toca relatar algún acontecimiento, pero como en estos electorales tiempos se están viendo tantas cosas, tampoco conviene descartar nada, dada la generosidad que exhiben, a manos llenas, los entusiastas promotores de la reelección del presidente Mejía. Choferes del transporte público que cubren la ruta 8, a todo lo largo de la avenida Tiradentes, cuentan que activistas del PPH pagan 500 pesos semanales a todo chofer, no importa si conduce un carro, un motoconcho o una mortífera «voladora», siempre y cuando utilicen sus vehículos para promover la reelección ya sea con banderitas o afiches alusivos a los canditatos oficialistas. Esos choferes, sin embargo, son víctimas de rechiflas y choteos de vecinos y transeúntes, pues con frecuencia les vocean el popular «E’pa fuera que van», a lo que ellos, ni cortos ni perezosos, responden con un contundente y gozoso «Son quinientos que dan», y siguen su camino muertos de risa.

[b]Representatividad[/b]

El febril activismo reformador que alientan por lo bajo nuestros legisladores, en sus pretensiones de modificar la Constitución para extenderse en dos años el período para el cual fueron originalmente electos, vuelve a poner sobre el tapete el peliagudo tema de la representatividad que se supone encarnan diputados y senadores, que en la práctica ha devenido en una vulgar estafa en perjuicio de los incautos ciudadanos y ciudadanas que les han confiado sus votos. No solo se han convertido en una casta privilegiada, que se siente por encima del resto de sus mortales conciudanos, sino que han terminado por creerse, en su infinita arrogancia, que pueden secuestrar impunemente el poder que se les ha concedido a través del voto popular. Hasta un día…