El caradura.- Uno de los probables y más indeseados efectos de la decisión del nuevo gobierno de silenciar el desastre financiero encontrado en la mayoría de las instituciones del Estado pudiera ser la creencia, por parte de los funcionarios salientes, de que no ha pasado absolutamente nada y que, por lo tanto, no tienen porqué sentirse culpables ni ofrecerle explicaciones a nadie sobre lo que ocurrió a su paso por la administración pública y los recursos que se les confiaron.
Ese parece ser el caso, por ejemplo, del exministro de Salud Pública y actual ministro de Medio Ambiente Bautista Rojas Gómez, quien de manera sistemática rehusa referirse a la deuda de más de mil millones de pesos que le dejó de herencia a su sucesor, deuda que se considera la principal causa de los aprietos económicos que mantiene a los hospitales públicos del país al borde del colapso, pues la mayoría tiene hasta cinco meses sin recibir el subsidio oficial. Cierto es que, a partir de la política de borrón y cuenta nueva conque les ha premiado el gobierno que encabeza el licenciado Danilo Medina, quienes sirvieron en las administraciones del doctor Leonel Fernández Reyna pueden dormir tranquilos y a pierna suelta, sin el temor de que los alcance el atrofiado brazo de la justicia, pero tampoco hace falta que nos estrujen en la cara su insultante impunidad ni que nos recuerden que este noble y sufrido pueblo ha sido demasiado tolerante y permisivo con las vagabunderías de sus políticos.