Qué se dice

Qué se dice

Parece que habrá que acostumbrarse a que cada vez que se anuncie la lista de presos indultados, se produzca el correspondiente y sazonado escándalo. Sobrepuestos de la desagradable sorpresa de encontrarnos con el nombre del dirigente reformista Stalin Lebrón en esa lista, una chapucería grosera solo superada por la explicación ofrecida para justificar su libertad, debemos ahora escuchar la dolida queja de los ancianos presos, quienes alegan que las autoridades penitenciarias, después de que los ilusionaron con la promesa de que serían excarcelados en Navidad, los han dejado en el aire.[tend] En una carta que remiten a El Nacional los ancianos se lamentan de que muchos presos, por su condición de enfermos terminales, han sido puestos en libertad para que puedan irse a morir en paz junto a los suyos, mientras que a ellos se les ha condenado al olvido, como si pasar los últimos años de sus vidas detrás de unos barrotes no fuera crueldad suficiente. Y se preguntan, en esa misma carta, si será que la Constitución dice en alguna parte que solo pueden ser sujetos de un indulto aquellos que gozan de cierta influencia. Después de todo lo visto y oído, como dice Susanita Morillo, habrá que hacerse la misma pregunta.

[b]Cosas veredes[/b]

Estamos dispuestos a aceptar, para que no se quejen, que alguien nos diga que en un país donde los apagones son el pan nuestro de cada día no debería constituir una hazaña del otro mundo que un grupo de audaces ladrones se robe 16 kilómetros de alambres de alta tensión, valorados en 2.5 millones de pesos, dejando en la más absoluta oscuridad un amplio tramo de la autopista Las Américas. Los acusados, según las autoridades de la fiscalía de la provincia Santo Domingo, quemaban los alambres hasta convertirlos en cobre, que luego exportaban a la ciudad de Miami. Un negocio muy bien montado, como puede apreciarse, para el que hubo que crear toda una infraestructura que lo hiciera posible. Aparte, claro está, de la falta de vigilancia que permitió que durante meses esa gente operara completamente a sus anchas y sin que nadie, absolutamente nadie, se diera cuenta de lo que estaba sucediendo. Cosas veredes, mi querido Sancho.

[b]El tractor[/b]

Mientras hay comentaristas, usualmente bien informados, que dicen haber recibido la infidencia de que el presidente Mejía desistió, finalmente, de sus aspiraciones reeleccionistas, fuentes vinculadas al más beligerante pepeachismo aseguran que a partir de la primera semana de enero el mandatario intensificará su campaña en busca de la candidatura presidencial por el Partido Revolucionario Dominicano. Según esas mismas fuentes el PPH trabaja activamente en la elaboración de un programa de visitas proselitistas del mandatario que abarcará a todo el país, al tiempo que da los toques finales a la campaña de prensa y publicidad que se colocará próximamente en los medios. O sea que el tractor, con lo que comparan en un spot televisivo al Presidente, arrancará con todo su atropellante ímpetu a partir de enero, y no hay que dudar que se llevará de encuentro todo lo que encuentre por delante. Literalmente.

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