Qué se dice

Qué se dice

Dice un veterano ecologista, muy amante del pollo frito, que el problema del vertido de rockash en Arroyo Barril, Samaná, o en cualquier otro sitio, es la contaminación física que puede provocar si es depositado al descubierto, tal y como lo mostró este diario en su edición del pasado 25 marzo, puesto que el polvo levantado por el viento contaminará inevitablemente el entorno. Ese militante defensor de la Naturaleza no abunda mucho, empero, en el impacto que tendría esa contaminación -para nada tóxica, según asegura- en la ecología de Samaná y la salud de su gente, algo lamentable tratándose de alguien que hubiera podido ayudarnos mucho a entender el peligro, si acaso existe, que nos amenaza, en lugar de intentar convencernos -precisamente él- de que la contaminación, siempre y cuando sea «útil», es beneficiosa para esta doliente media isla digna de mejor suerte.

[b]Prioridades educativas[/b]

La firma del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional obligará a la secretaría de Educación, según ha revelado doña Milagros Ortiz Bosch, a reducir sensiblemente la inversión destinada a infraestructura escolar, una pésima noticia para un sistema educativo que todavía padece un alarmante déficit de aulas. Esas restricciones, lógicamente, obligarán a las autoridades educativas a replantearse sus prioridades, que en principio se concentrarán en terminar las escuelas a punto de concluir, para luego pasar a la reparación de las que fueron más afectadas por el terremoto en Puerto Plata y Santiago, que dejó -de un día para otro- a miles de estudiantes fuera de sus aulas. Ojalá que entre esas prioridades se coloque, con carácter de urgencia, la reparación del liceo Ulises Francisco Espaillat, en Santiago, donde sus 3,600 estudiantes reciben docencia, desde hace cinco largos meses, bajo una calurosa e incómoda carpa, a expensas del caprichoso trajín de los aguaceros tropicales.

[b]El gracioso[/b]

Debe tratarse de otra «gracia» de Diógenes Castillo, director de la OMSA, quien según el presidente Mejía trata siempre de hacerse el simpático mostrando un reeleccionismo más entusiasta y militante, incluso, que el que exhibe el propio mandatario. Esa gracia, sin embargo, no cayó bien entre los cientos de automovilistas que el jueves, a una hora tan complicada como las 5:00 de la tarde, se vieron atrapados en medio de un enorme tapón en la autopista Duarte, que luego supieron se debía a un ruidoso bandereo, con «Disco ligh» incluída, de un grupo de militantes perredeístas que se instalaron en el parqueo de la OMSA. Se ignora si la actividad, que debió contar, obligatoriamente, con la autorización de Castillo, califica para ser citada como otro ejemplo de la utilización de los recursos del Estado en actividades políticas, pero en lo que se averigua el caso los automovilistas que pasaron el mal momento saben ya el nombre del simpático funcionario al que tendrán que agradecérselo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas