¿Por qué?.- Presumo que, al igual que quien les escribe, todavía habrá mucha gente preguntándose porqué el doctor Marino Vinicio Castillo, presidente de la Comisión de Etica y Combate a la Corrupción, prefirió utilizar la tribuna que le proporciona su conocido programa de televisión para denunciar la sobrevaluación, por un monto de US$69 millones, en la licitación para la construcción de la presa de Monte Grande, es decir porqué actuó como Alicia Ortega o Nuria Piera en lugar de hacerlo como el funcionario público que es canalizando su denuncia a través de la Dirección de Persecución de la Corrupción Administrativa (DPCA), el curso más lógico e institucional para que una denuncia de ese calibre, viniendo de quien viene, llegue hasta donde tiene que llegar.
La respuesta a esa pregunta podría estar en la insólita tolerancia que, según el denunciante, exhibe el presidente Fernández ante las indelicadezas de sus funcionarios. La estrategia ha tenido éxito, como sabe todo el que ya se enteró de que el mandatario ordenó una invesigación de lo denunciado por el veterano abogado con todas sus consecuencias, pues al fin y al cabo Vincho Castillo no es ni Alicia ni Nuria (¡Dios nos libre!), ni tampoco un funcionario cualquiera, de esos a los que se puede escuchar como quien oye llover, pues se trata –por si alguien, tanto dentro como fuera del PLD, lo había olvidado– nada mas y nada menos que de su admirado líder, según confesó del propio presidente Fernández sin que nadie le estuviera preguntando, y quien sabe si por esa razón también es el único que se atreve a criticar de manera tan abierta y pública su inacción frente a la corrupción administrativa que ensombrece su gestión de gobierno.