Qué se dice

Qué se dice

¡Quién lo iba a creer!

En muchos círculos causa preocupación el hecho de que existan contratos, por demás verbales, que atan a peloteros de grandes ligas al pago de comisiones de por vida en beneficio de los instructores que supuestamente les abrieron las puertas de la fortuna. Se considera inaceptable que el éxito de una carrera beisbolera tenga que ser atribuída tan significativamente a los entrenadores como para que se sientan en el derecho de lucrarse interminablemente del buen rendimiento de los atletas que pasaron por sus manos. Los jueces que con sus fallos legalizan esas obligaciones sientan precedentes para que en el futuro también reclamen “tributos” perennes de sus exalumnos aquellos que dieron cátedras en las aulas universitarias a médicos, abogados e ingenieros que en estos momentos desarrollan un buen ejercicio de sus profesiones. Nadie podía imaginarse que el acto de enseñar pudiera convertir al que enseña en accionista con facultad para reclamar participación de beneficios por cuadrangulares y juegos ganados muchos años después.

Venga gente

Las grandes manifestaciones de cierre de campaña siguen siendo una expresión de atraso político en este país. Lo primero es que no pueden ser consideradas como importante demostración de simpatía en el electorado. Movilizar y reunir gente es algo que solo tiene relación con la capacidad de gastar en promoción, transporte y, lo más importante, “invertir” para que hombres y mujeres se unan a las caravanas atraídas por el dinero y otros incentivos. Como se sabe, el oficialismo creó condiciones para que el personal de muchas oficinas se trasladara el pasado miércoles a la cabecera oeste del puente Francisco del Rosario Sánchez. Para quienes usufructan el poder no resulta difícil concentrar adherentes, siendo el Estado el mayor poseedor de vehículos de motor en este país. En sentido general, puede afirmarse que ha concluído una de las campañas políticas en que ha sido visto el uso más desbordado de los recursos oficiales, algo que es consustancial al reeleccionismo, un mal del que la sociedad dominicana se había librado.

Contundente

Lo que se dirime aquí con el asunto de las áreas protegidas, trasciende demasiado las fronteras dominicanas. Además de la oposición franca de gobiernos de países del primer mundo, acaba de conocerse el rechazo formulado por 93 científicos de todo el mundo.En documento remitido al Presidente Hipólito Mejía, los hombres de ciencia manifiestan su “profunda preocupación sobre la legislación propuesta”. Esta sólida objeción, que se suma a las que ya han formulado científicos y autoridades locales, debe hacer rectificar al poder legislativo. Las críticas del exterior pueden ser consideradas como presagio de daños mayores a la imagen del país lo que iría en perjuicio del turismo. Y las que han formulado Estados amigos ponen en juego importantes programas de ayuda, y hasta la entrada en vigencia del acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos. De todos modos, son muy poderosos los intereses envueltos en la mutilación de áreas protegidas. La reducción del Parque del Este es para dar paso a codiciados negocios y a propósitos de lucro que no están dispuestos a ceder. Nadie sabe cuán lejos estén dispuestos a llegar sin poner ninguna atención a las posibles consecuencias negativas.

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